Guía para tapar el sol con un dedo
Chávez niega la presencia de las FARC en su país, donde secuestraron a un argentino Sospecha Hugo Chávez que Simón Bolívar ha muerto asesinado, no de tuberculosis. Ordena exhumar el cadáver. Frente a “ese esqueleto glorioso, pues puede sentirse su llamarada”, especialistas de la Fiscalía General y el Cuerpo Técnico de la Policía Judicial de Venezuela, ataviados como astronautas, procuran determinar si ha sido envenenado o baleado. De confirmarse el crimen, ocurrido en 1830, no será culpable el presidente saliente de Colombia, Álvaro Uribe. Ha hecho todos los méritos y algunos más para ganarse el mote de “pitiyanqui”. Autoriza en 2009 a soldados norteamericanos a usar bases militares colombianas; denuncia ahora el presunto cobijo de Venezuela a las guerrillas colombianas. El chivatazo, soltado en la Organización de los Estados Americanos (OEA), agrieta aún más la relación bilateral, en franco deterioro desde 2005 por las sucesivas acusaciones mutuas de ambos presidentes. Esta vez, Chávez instruye a su representante, Roy Chaderton, para tildar a Uribe de “su majestad subimperial” y rechazar toda posibilidad de que, como pide (leer más)