La música del exilio

Olguita Acuña, cantante nicaragüense exiliada en Costa Rica, se ha convertido en la voz de sus compatriotas perseguidos, expatriados y despojados de la nacionalidad




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La música puede convertirse en una herramienta de denuncia y en un puente emocional para una comunidad en el exilio. La nicaragüense, en este caso. «Siempre vi a la música como un acompañamiento de las convicciones», dice Olguita Acuña en Cuarto de Hora, programa de CADAL TV que conduce Jorge Elías.

El acoso y el hostigamiento que recibió en Nicaragua por haber participado en las marchas antigubernamentales de abril de 2018 la llevaron al destierro forzado cinco meses después, cuando arribó a Costa Rica. Se trata del destino de miles de nicaragüenses perseguidos, expatriados y despojados de la nacionalidad por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Acuña, cantautora y activista feminista, nació en Managua. Su trayectoria artística comenzó en coros religiosos, acaso sin imaginarse que la música iba a convertirse en un medio de resistencia y de expresión. Entre sus obras más reconocidas se encuentran, entre otras, La Falda, Agradecimiento y Grito Atabal, inspirada en la insurrección de su país. “Este exilio es solo temporal”, dice la letra.

Dirección: Gabriel Salvia



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