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Así lo revela un estudio del Instituto Surcoreano para la Política Económica Internacional
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Así lo revela un estudio del Instituto Surcoreano para la Política Económica Internacional
En secreto, como si estuviera en falta, el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, asumió su sexto mandato. Juró «servir al pueblo de la República de Bielorrusia, respetar y proteger los derechos y libertades de las personas y los ciudadanos». Una ironía, casi, después de 26 años en el cargo y de la brutal represión de las protestas tras las elecciones del 9 de agosto. Quizá como el primer golpe de Estado durante la pandemia. El de Mali, apoyado por la población tras dos meses de concentraciones multitudinarias contra el régimen de Ibrahim Bouabakar Keita, alias IBK. ¿Naciones Unidas? Naciones Unidas expresó su “gran preocupación por las denuncias de tortura y otros tratos crueles e inhumanos a las personas detenidas” en Bielorrusia, cuyo gobierno no ha sido reconocido por la Unión Europea, y abogar por la paz en Mali, África. ¿Qué más podía hacer frente al atropello del régimen de Lukashenko después de renovar su mandato en elecciones no supervisadas por ningún organismo internacional bajo el padrinazgo de Rusia, miembro permanente del Consejo de Seguridad con (leer más)
Superado el impacto de los ataques calibrados de Irán contra Israel, Vladimir Putin y Xi Jinping parecieron ponerse de acuerdo con Estados Unidos y la Unión Europea para abogar por la moderación. Palabra clave, empleada por Joe Biden para detener una réplica inmediata de Israel y, anteriormente, para convencer a Benjamin Netanyahu de evitar la muerte de civiles en la guerra contra Hamas en la Franja de Gaza. Más de 33.600, según cifras provisionales. Un poco más alto elevó la voz la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, con su orden de evitar un genocidio sin pronunciarse sobre el caso presentado por Sudáfrica. En ese entramado, Estados Unidos teje un nuevo eje del mal después del trazado por George W. Bush antes de la guerra contra Irak. Aquel estaba compuesto por ese país, Irán y Corea del Norte. Tenía un defecto de fábrica. Irak e Irán estaban gobernados por regímenes religiosamente opuestos. Una teocracia chiita y una dictadura sunita, respectivamente. Que habían librado una guerra descarnada entre sí. La dinastía más cerrada del planeta (leer más)
En esta edición: En Nicaragua, lejos de mostrar la sólida unión que hace 38 años le permitió derrotar al dictador Anastasio Somoza, el Frente Sandinista de Liberación Nacional ve resquebrajarse su estructura interna con airadas protestas contra el presidente Daniel Ortega. En las últimas semanas las bases protestaron en más de 20 localidades contra la imposición de candidatos para las elecciones municipales de noviembre. Entrevista con el ex vicepresidente Sergio Ramírez. Además: México sintió la tercera gran réplica del terremoto de 7,1 grados del 19 de septiembre, que golpeó al centro del país y que provocó el derrumbe de decenas de edificios y la muerte de más de 300 personas. Con una magnitud de 5,8 grados en la escala de Richter, la réplica tuvo su epicentro 122 kilómetros al suroeste de Tonalá, en el estado de Chiapas. No desalentó los esfuerzos de los miles de voluntarios que hacen lo imposible por encontrar vida bajo los escombros de las construcciones destruidas. Máxima tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte. Donald Trump tilda a Kim Jong-un (leer más)
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