Tira pa’lante que empujan atrás
La fórmula del hecho consumado que aplica Obama en Honduras decepciona a Lula Brasil está harto de ser el país del futuro. Lo dice siempre Luiz Inacio Lula da Silva y, convencido, completa la inserción internacional iniciada por Fernando Henrique Cardoso en los noventa. Más allá de las diferencias entre ambos, la hoja de ruta trazada por uno fija el derrotero del otro. La certidumbre política y la consolidación económica del país ayudan. Como ayudan, a su vez, el carisma y la lágrima fácil del actual presidente, cuya naturalidad suele ser traicionera. Lula no compite en dislates con George W. Bush, pero, entre otras pifias, ha confundido al “compañero Menem” con Néstor Kirchner y ha propuesto “un brindis por la felicidad” al presidente de Siria, Bashar al-Assad, a pesar de la abstinencia al alcohol de los árabes. De las situaciones embarazosas ha zafado con humor y cintura. ¿Es un error, también, la cálida recepción ofrecida a Mahmoud Ahmadinejad y la defensa del derecho de Irán a desarrollar su programa nuclear, en tanto tenga fines civiles, (leer más)