Otras voces

Entre un muro y una pared

Por José Carreño Figueras | El Heraldo de México A finales de la semana pasada, el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, visitó al presidente Donald Trump, en lo que fue su cuarto encuentro en 12 meses. Hace poco más de un año, Turnbull había sido, junto con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, uno de los dos prominentes receptores de la irritación de Trump, que en su primera conversación telefónica reclamó al jefe de gobierno australiano por el acuerdo, según el cual, Estados Unidos aceptaría un número de refugiados originalmente alojados en Australia. Según analistas, fue entonces cuando Australia decidió “doblar la apuesta” en su relación con Estados Unidos, que económicamente importante es menor que el comercio australiano con países como Corea, Japón y sobre todo China, que es ahora el principal socio comercial de Australia. Pero para los australianos el balance geopolítico y estratégico es importante. Las rutas de comercio australianas con Japón, Corea del Sur y en cierta forma con China misma, dependen de rutas de navegación abiertas y garantizadas de hecho por la armada estadounidense. (leer más)

Política

Rompan todo; paga Trump

En poco más de un cuarto de hora, lo que duró su pletórico discurso de investidura, Donald Trump rompió con el orden establecido. Y en una semana de mandato demostró con creces que no había soltado de casualidad la llamativa palabra “masacre” en esa infausta pieza de su autoría. Describió a los Estados Unidos como si estuvieran al borde del colapso. Esa visión quimérica y apocalíptica resultó ser la base argumental de un plan aislacionista en lo político, proteccionista en lo económico y xenófobo en lo social. Un plan de escasos amigos que, a su vez, no son los mejores para apuntalar la supremacía norteamericana en un planeta huérfano de líderes. Los Estados Unidos con Trump, como el Reino Unido con su salida de la Unión Europea, decidieron archivar dos siglos de hegemonía anglosajona en todos los órdenes, desde el cultural hasta el militar. En el caso de Trump, tendiendo muros físicos e ideológicos, que son aún peores que los otros, la cerrazón fortaleció en un santiamén la imagen global de sus presuntos adversarios. Es (leer más)