Sociedad

Los vigías del balcón

¿Cuándo empezó esto? Más importante aún. ¿Cuándo terminará? Perdón. ¿Terminará? Un tercio de la población mundial no sale de su casa mientras sobrevuelan helicópteros y drones. Arrecian los controles. Hay ciudades en pausa. Otras no. En algunos países, la salud prima sobre la economía. En otros, al revés. Espantan las estadísticas. El desahogo nocturno son los aplausos desde el balcón para los médicos, los enfermeros y todos los que, de un modo u otro, están haciendo más llevadera la tragedia. Aplausos matizados en España con hola don Pepito, hola don José y partidas de bingo a los gritos y en Italia con sopranos honrando a Puccini. Desde el balcón ves la cara del vecino que nunca te cruzaste en la esquina y ves, también, la otra cara del drama. La de los que insultan desde las alturas a todos los que van por la calle. No discriminan entre técnicos de laboratorio o cajeras de supermercado. Los insultan, los escupen, les arrojan huevos como si fueran cómplices del coronavirus. Eso pasa en España, como cuenta El (leer más)