Política

La calle manda en Venezuela

Después de la madre de todas las bombas, arrojada por los Estados Unidos en Afganistán, la oposición de Venezuela se proponía lanzar la madre de todas marchas. Era la premisa frente a los atropellos del gobierno de Nicolás Maduro, necesitado de enemigos para sostenerse. El resultado: dos civiles y un militar muertos que, parece, no suman en el inventario de un país desgarrado por la polarización y la violencia, desatada, también, un día después. Fueron, en total, 20 muertos en tres semanas. Apenas circunstancias, como las tres personas que perecieron durante la incomprensible tentativa de sacar de circulación en un día los billetes de 100 bolívares u otras tantas que cayeron en protestas masivas ante una represión implacable. La calle manda en Venezuela. Esta vez, después de haber denunciado infinitos planes desestabilizadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA), del imperialismo y de otros ismos, Maduro culpó al presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, de orquestar un “intento de golpe de Estado” con luz verde de Washington. Detuvieron a un comando armado. El (leer más)

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Un enigma de nueve letras: Venezuela

Superada la posibilidad de que le sea aplicada la Carta Democrática de la OEA, la resolución aprobada insta al diálogo entre dos partes que lo rechazan Por Jorge Elías Están pasándola pésimo los venezolanos. Faltan alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad. Las protestas se multiplican. Hay saqueos y cortes de electricidad y de agua. Caracas ha superado a San Pedro Tula, Honduras, en el indecoroso podio de las ciudades más violentas del planeta. La inflación de 2015 trepó al 180,9 por ciento, según el Banco Central de Venezuela. La de 2016 podría redondear el 400 por ciento. Latam Airlines, la principal empresa latinoamericana de aviación, suspendió en forma temporal e indefinida de sus operaciones en Venezuela, así como Lufthansa, Alitalia y Air Canada. El país con las reservas de energía más grandes del mundo parece una bomba de relojería. La oposición exige apurar un referéndum revocatorio contra Nicolás Maduro para evitar un estallido social. El presidente, ensimismado, huye hacia adelante. En la Organización de los Estados Americanos (OEA) no prosperó la iniciativa de su (leer más)

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Víctima de sí mismo

No hay peor medicina que la violencia contra un descontento social que crece día tras día más allá de las presuntas conspiraciones que denuncia el presidente venezolano, Nicolás Maduro La palabra golpista admite en el léxico político venezolano dos acepciones encontradas: la frustrada proeza del difunto Hugo Chávez contra el gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez, por la cual estuvo dos años en prisión desde 1992, y la ignominia del dirigente opositor Leopoldo López contra el gobierno de Nicolás Maduro, también democrático, por la cual se entregó a la Guardia Nacional bajo la acusación de haber promovido actos de violencia. Con una diferencia de 22 años entre un hecho y el otro, la palabra golpista selló cual cruz el destino de ambos en un país sumido en la división y el descontento. En las protestas estudiantiles del 12 de febrero de 2014 para reclamar la liberación de estudiantes detenidos y el respeto a la libertad de expresión vislumbró Maduro un inminente conato de derrocamiento, tildado de fascista. Era el Día de la Juventud en Venezuela, (leer más)