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La propaganda del siglo XXI

Umberto Eco llamó populismo mediático a una rutina de Silvio Berlusconi cuando estaba al frente del gobierno de Italia: anunciaba sus proyectos por televisión para evaluarlos en sondeos de opinión antes de enviarlos al Congreso. Con esa fórmula se ahorraba el disgusto de un rechazo, así como una muestra de debilidad política. Berlusconi, dueño de un imperio de medios de comunicación, movía los hilos a su antojo e inspiró a autócratas de derecha y de izquierda. En América Latina, Hugo Chávez fue un poco más allá con su Aló Presidente. En el programa, emitido por la televisión estatal de Venezuela, tendió un puente hacia la gente. Logró su cometido: concentrar a los otros poderes del Estado en un puño, el suyo, base del desteñido socialismo del siglo XXI. Hablaba, cantaba, hablaba, protestaba, hablaba, reía, hablaba, hablaba y hablaba durante tres horas o más. Prescindía de ese modo de situaciones incómodas en terrenos peligrosos en los cuales no se sentía el dueño de la palabra. En breves intervalos, rodeado de guardaespaldas, picoteaba su plato favorito, arepas (leer más)