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Política

Todos contra todos

Con mayor presencia de los Estados y Rusia en la guerra contra el Estado Islámico, Siria se ha convertido en el escenario de combate de ambas potencias   Tarde o temprano, Rusia iba a intervenir en la guerra civil de Siria. No por amor, sino por temor. Temor de perder el puerto de Tartus, su único acceso al mar Mediterráneo. Con el aumento de su dotación en esa base naval y de la participación militar en el país, el presidente Vladimir Putin exhibe su músculo frente a Occidente, horrorizado por la expansión del grupo sunita Estado Islámico (EI) en Siria y en Irak, y por la crisis de los refugiados. También procura apaciguar las iras contra su par sirio, Bashar al Assad, impasible frente a la muerte de 250.000 personas (entre ellos, 12.700 niños) y la propagación de millones de refugiados y desplazados desde 2011. En Siria, tanto Rusia y el régimen de Assad como la coalición liderada por los Estados Unidos luchan contra el EI, pero no actúan como aliados ni en forma coordinada. (leer más)

Política

Tiempos violentos

El atentado terrorista en Túnez delata la intención de los fundamentalistas de hacer descarrilar el proceso de democratización posterior a la Primavera Árabe La masacre terrorista en el museo tunecino del Bardo puso de nuevo en evidencia la fragilidad de los sistemas de seguridad. En este caso, los del único país del norte de África en el cual, durante la Primavera Árabe, prosperó la democracia tras la caída de una dictadura. El asesinato de una veintena de turistas a tiro de piedra de Europa ha sido reivindicado por el Estado Islámico (EI). Fue el atentado más grave desde la revolución de 2011. Tuvo un blanco preciso: el turismo extranjero, principal fuente de ingresos del país. Pone cuesta arriba la gestión del primer ministro Habib Essid, elegido en febrero de 2015 por la Asamblea de Representantes del Pueblo. Menos trascendencia adquirió casi a la misma hora la matanza de más de 150 personas en Saná, capital de Yemen, tras brutales ataques del grupo sunita EI contra mezquitas chiitas. Poca gente va de vacaciones a ese país. (leer más)

Política

El juego del miedo

Los vanos esfuerzos para detener las atrocidades del grupo Estado Islámico en Medio Oriente ponen en un aprieto a las potencias occidentales En 2014 murieron en Afganistán 3.699 civiles, un 25 por ciento más que en el año anterior, según la Misión de Asistencia de la Organización de las Naciones Unidas en ese país (Unama, en inglés). Resultaron heridos 6.849 civiles, un 21 por ciento más que en 2013. En promedio, el número de víctimas civiles aumentó en un año un 22 por ciento. Por primera vez, los combates mataron y lesionaron a más gente que las bombas en las carreteras y los atentados suicidas. Desde 2009, cuando comenzaron a contarse las bajas y los daños de la guerra contra el régimen talibán, iniciada en 2001, murieron 17.774 civiles y resultaron heridos 29.971. Frente a esos pavorosos guarismos, ¿cómo debe responder Occidente a las masacres rituales del grupo sunita Estado Islámico (EI) en Medio Oriente? En Afganistán, el despliegue de tropas de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) tras la voladura de las Torres Gemelas (leer más)

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Cabos sueltos, puras coincidencias

Casi al mismo tiempo murieron el fiscal argentino Nisman, en circunstancias sospechosas; un jefe de Hezbollah, hijo de uno de los presuntos responsables del atentado contra la AMIA, abatido por Israel, y el rey de Arabia Saudita, reverso de Irán en Medio Oriente, por causas naturales En coincidencia con el hallazgo del cadáver del fiscal argentino Alberto Nisman, en la madrugada del lunes 19 de enero de 2015, en su departamento de Buenos Aires, Israel liquidó al jefe del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbollah) en los Altos del Golán, Jihad Mughniyeh, apañado por Irán. Su padre, Imad Mughniyeh, muerto en Damasco, Siria, en un atentado atribuido al Mossad y la CIA, en 2008, había sido señalado por Nisman como uno de los responsables de la voladura de la mutual judía AMIA. También tenía una orden de captura, librada por Interpol, por el atentado contra la Embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992. Sobre el fiscal Nisman, fallecido de un balazo en la cabeza poco después de las marchas en Francia contra (leer más)

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Mundo en guerra

Con aliados árabes, los Estados Unidos se han propuesto destruir al Estado Islámico, facción extremista que ha cometido atrocidades al apoderarse de territorios en Siria e Irak ¿Es la Tercera Guerra Mundial “por partes”, azuzada por intereses espurios como la codicia y permitida por la indiferencia? La definió de ese modo el papa Francisco durante una visita a los cementerios de Fogliano Redipuglia, al norte de Italia. Allí yacen miles de caídos durante la Primera Guerra Mundial, de la cual se cumple un siglo. Las partes, de ser corroborada la hipótesis del Santo Padre, se engarzan con afanes extremistas, nacionalistas e imperialistas, no exentos de atrocidades, en Siria, Irak, Libia, Gaza, Afganistán, Sudán del Sur, la República Centroafricana, Mali, Somalia y Ucrania. Son diez conflictos simultáneos, anudados entre sí. Los Estados Unidos armaron ahora una coalición de treinta países para destruir al Estado Islámico (EI). Esa banda terrorista, desmarcada de Al-Qaeda, se ha apoderado de vastos territorios en Siria e Irak y ha herido las pupilas de la humanidad con las decapitaciones de dos periodistas (leer más)

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El revés de la trama

El grupo radical Estado Islámico ha logrado lo impensable: unir en su contra a Siria e Irán con los Estados Unidos y la Unión Europea Irán, cuyo anterior presidente se empeñaba en desarrollar su programa nuclear y en proclamar que iba a “borrar del mapa a Israel”, ha sido el primer gobierno en enviarles armas a las fuerzas kurdas (peshmerga) para repeler al grupo radical Estado Islámico (EI) en Irak. En la misma dirección, el dictador sirio Bashar al Assad, en cuyo territorio la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha documentado la muerte de 191.369 personas en más de tres años de guerra civil, permite que aviones y drones de los Estados Unidos sobrevuelen su espacio aéreo para establecer las posiciones del EI mientras se arma una coalición para bombardearlo. ¿Es el mundo al revés? Estos gestos circunstanciales, impensables hace poco, coinciden con el cese de hostilidades entre Israel y Hamas. En 50 días de ofensiva contra la Franja de Gaza, nuevamente convertida en escombros, murieron casi 2.200 palestinos y 64 militares y cinco (leer más)

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A sangre fría

La decapitación frente a la cámara del periodista James Foley, secuestrado en noviembre de 2012 en Siria, refleja la cruzada cruel y demencial del Estado Islámico en el afán de imponer su ley medieval Lo decapitaron. No ha de haber peor acto de cobardía que obligar a un condenado a muerte a recitar una arenga política, por la represalia de los Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI) en Irak, antes de ser ejecutado. Estaba arrodillado en el desierto, con las manos atadas en la espalda y un micrófono colgado en el uniforme naranja, como el de los presos de Guantánamo. Su verdugo, de acento británico, sostenía el cuchillo con la mano izquierda. Era el final del periodista norteamericano James Foley, corresponsal de GlobalPost, de Boston, y de la agencia de noticias France Presse (AFP). Lo habían secuestrado el 22 de noviembre de 2012 en el norte de Siria. Era, más allá de su nacionalidad, su credo y su profesión, un ser humano. La cruel ejecución de Foley, divulgada sin remordimiento en un video espeluznante (leer más)

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EE.UU. dispone, Brasil propone

De ser por Barack Obama y sus aliados europeos de la OTAN, el mundo entero debía aislar a Rusia de la economía global en represalia por la anexión de Crimea. Primero, por medio de una resolución de la ONU y, después, por la decisión unánime de los miembros del G-20. En ambos casos, haciendo equilibrio sobre una cuerda delgada, Brasil tomó distancia de los Estados Unidos o, en realidad, mantuvo su independencia de criterio. Sin proponérselo, les aceitó el camino a otros gobiernos que, como el argentino, condenaron a Rusia en el Consejo de Seguridad y, tras un contacto de Vladimir Putin con Cristina Kirchner, se mantuvieron neutrales en la Asamblea General. Más allá del hecho en sí, la invasión militar de un país a otro y la legitimación de la conquista de parte de su territorio con un referéndum, el gobierno de Dilma Rousseff podía esgrimir especiales razones para sentirse más cómodo con Rusia, su socio del grupo BRICS, que con los Estados Unidos, cuya Agencia de Seguridad Nacional (NSA) espió sus comunicaciones y (leer más)