Actualidad

El vía crucis croata

No ha de haber peor crimen que aquel que se oculta o se niega, como si se tratara de un jalón de la historia fácil de borrar de la memoria colectiva. Pocos conocen, inclusive en Croacia, el vía crucis croata. El que debió recorrer medio millón de civiles y militares desde Zagreb para huir de la dictadura comunista del mariscal Tito, “una versión en miniatura de Stalin”, según el historiador británico Nikolai Tolstoi, y rendirse ante las tropas aliadas en el sur de Austria. Sólo pretendían salvar sus vidas para emigrar hacia destinos seguros que necesitaban manos de obra, como Estados Unidos, Argentina y Australia. Promediaba mayo de 1945. Las columnas marchaban por Eslovenia rumbo a una masacre inesperada en una pequeña ciudad del sur de Austria. El genocidio de Bleiburg, como titula su medulosa investigación Carmen Verlichak Vrljicak, periodista, licenciada en letras y miembro de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación, publicada por el sello Krivodol Press. Un libro impactante de la autora de Los croatas de la Argentina y (leer más)

Política

Las dos Españas

Son las dos Españas de Antonio Machado. Las del poema breve, pero locuaz, en el cual “una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Una España, Cataluña, la de Carles Puigdemont, dice que está decidida a hacer efectiva la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), sancionada por el Parlamento regional y declarada ilegal por el Tribunal Constitucional, si la otra España, la de Mariano Rajoy, rechaza la oferta de diálogo e insiste en aplicar por primera vez en la historia el artículo 155 de la Constitución. El que suspende la autonomía. Esa España insiste en anteponer la ley a la política. Vencido el plazo del segundo ultimátum del gobierno de Rajoy para que el presidente de la Generalitat confirmara si declaró la independencia o no y, en su caso, se rectifique y vuelva a la legalidad, la dinámica de tira y afloje continúa. Sólo una convocatoria a elecciones autonómicas anticipadas podría atemperar los ánimos, caldeados en Cataluña por la detención de los líderes de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural. Los dos Jordis, (leer más)

Actualidad

Entre el glamour y el horror

Carmen Verlichak revela aspectos desconocidos de la vida del Mariscal Tito, todopoderoso en Yugoslavia entre 1945 y 1980, en su nuevo libro, En el nombre de Tito Se le atribuye a Josip Broz, más conocido por el mote militar de Mariscal Tito, una frase que podría describirlo de cuerpo entero: “Yugoslavia tiene seis repúblicas, cinco naciones, dos abecedarios y un solo partido». Aquella Yugoslavia, una federación socialista creada después de la Segunda Guerra Mundial, comenzó a disolverse tras su muerte, en 1980. Ese año comenzó a disolverse, también, la estampa y figura de un dictador que aún cosecha tantos rechazos como adhesiones. De develar los aspectos desconocidos de la vida de Tito se ocupa la historiadora y periodista argentina Carmen Verlichak en su nuevo libro, En el nombre de Tito, publicado por la Editorial Krivodol Press. Verlichak, licenciada en letras, describe cómo Tito construyó su poder relacionándose con los seres más poderosos de su época, así como su debilidad por las adulaciones y las joyas. Entre sus invitados solía contar con Sofía Loren, Elizabeth Taylor, (leer más)

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Política

Setenta veces siete

Kosovo independiente es una buena carta electoral para Putin Cuando terminó la guerra de Kosovo, los soldados rusos arribaron a la provincia serbia antes que los tanques de la alianza atlántica (OTAN). Era lógico: los militares norteamericanos y europeos no habían puesto un pie en el terreno durante la represalia aérea contra el régimen de Slobodan Milosevic. Era lógico y era, también, una demostración de poder. Los bombardeos duraron 78 días. Entre el 24 de marzo y el 9 de junio de 1999 hubo 5000 víctimas de un solo lado, el serbio, y ninguna del otro. Con la ayuda de Boris Yeltsin, entonces presidente de Rusia, Milosevic sorteó la regla Galtieri: no cayó de inmediato por la derrota, sino un año y medio después. En ese lapso, los serbios no recibieron de su gobierno una admisión sobre el desenlace de la guerra. Sólo supieron que Kosovo, ocupada por 16.000 efectivos de la fuerza multinacional de paz (KFOR), adquiría el estatus de protectorado. En él, el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), considerado terrorista, narcotraficante y (leer más)