Sociedad

La ley y el orden

Cuando Donald Trump aceptó la nominación para la candidatura presidencial, durante la convención de Cleveland, reflotó el lema de la campaña de Richard Nixon. El de la ley y el orden. El asesinato de George Floyd en 2020 y el de Martin Luther King en 1968 no guardan relación entre sí, más allá del color de la piel, pero sacuden tanto a Estados Unidos como a otros países por la falta de vacunas contra dos virus imperecederos, la discriminación racial y la violencia policial, y otro de igual cepa, acaso tan contagioso como el COVID-19, la supremacía blanca. Esa que alienta Trump, como Nixon en su tiempo el de “la mayoría silenciosa”. Era un llamado a la polarización, tan eficaz para algunos líderes como la pobreza para otros. En 2016 había disturbios raciales y masacres policiales. La premisa de la ley y el orden, reiterada por Trump en medio de los disturbios por la muerte de Floyd bajo la rodilla del policía Derek Chauvin, levantó ampollas más allá de sus fronteras. Sobre todo, porque hizo (leer más)