Sociedad

El horror después del horror en Dallas

Por Jorge Elías Micah Johnson tenía 25 años de edad y una obsesión: matar policías blancos. Lo confesó en su página de Facebook antes de ser abatido con un explosivo detonado a control remoto. Había liquidado a cinco agentes del orden y herido a otros siete durante una protesta del colectivo Black Lives Matter (Las vidas negras importan) por el asesinato en Minnesota y Lousiana de dos ciudadanos afroamericanos como él a manos de policías blancos. El horror después del horror se desató en el centro de Dallas, Texas, cerca de Dealey Plaza, donde fue asesinado John F. Kennedy por un francotirador como Johnson, soldado en Afganistán. Dos años después de los disturbios en Ferguson, Misuri, por la muerte de Michael Brown, un muchacho de 18 años de edad que iba desarmado y perdió la vida por los disparos de un policía blanco, y apenas unas semanas después de la masacre de medio centenar de personas en Orlando, Florida, consumada por un trastornado que congeniaba con radicales islámicos contra una discoteca concurrida por la comunidad (leer más)