Economía

¿Dónde hay un mango, viejo Gómez?

El billete de mayor denominación de Argentina, el de mil pesos, equivale al de menor valor y tamaño del euro, el de cinco. El de más ceros de Venezuela, de un millón de bolívares, apenas araña un cuarto de dólar norteamericano. En el ranking de Currency Watchlist (Observatorio de Divisas) que elabora Steve Hanke, economista de la Universidad John Hopkins, la moneda argentina figura sexta después del bolívar venezolano, la libra libanesa, el dólar zimbabuense y las libras sudanesa y siria. Una caída en picada por la cual Argentina alcanzó en 2020 el deshonroso séptimo lugar en el Índice de Miseria, que también confecciona Hanke. La condición humana, explica, zigzaguea “entre ser miserable y ser feliz. En la esfera económica, la miseria deriva de la alta inflación, los costos elevados de los préstamos bancarios y el alza del desempleo”. Variables que requieren una vacuna de una sola dosis. La del crecimiento. En igualdad de condiciones, agrega Hanke, “la felicidad tiende a florecer cuando el crecimiento es fuerte, la inflación y las tasas de interés son (leer más)

Política

La corrupción tumbó a Rajoy

¿Por qué Mariano Rajoy prefirió caer por la moción de censura en el Congreso de los Diputados de España en lugar de dimitir, como machacaba su sucesor, Pedro Sánchez? Porque, argumentó, la trama de corrupción Gürtel no afectó a miembros de su gobierno y el Partido Popular (PP) sólo ha sido sancionado civilmente por obtener beneficios ilícitos de la actividad punible de otros. La reforma del Código Penal, promovida en estos años por el PP, permite juzgar a los partidos políticos, pero es posterior a la trama Gürtel y, por ese motivo, no pudo aplicarse en ese caso. Rajoy prefirió caer con las botas puestas en una votación que dependió de votos variopintos. De haber renunciado, Sánchez, diputado y secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), no se hubiera visto obligado a reunir más síes que noes para ser investido (180 contra 169 y una abstención) y Rajoy se hubiera ahorrado el bochorno de ser destituido por el mecanismo constitucional previsto por el Reglamento del Congreso de los Diputados para “exigir la responsabilidad política del gobierno”. (leer más)