Campaña en cuarentena
En tiempos raros, una decisión sensata. La de Bernie Sanders de renunciar a la carrera presidencial del Partido Demócrata tras la seguidilla de victorias de Joe Biden. Era previsible en una campaña en pausa, con 15 primarias pospuestas y la convención partidaria en suspenso, por otro conteo. El de la pandemia de coronavirus. Lo tomó a la ligera al comienzo Donald Trump, empeñado en llamarlo “virus chino” o “virus de Wuhan”, hasta que Estados Unidos se convirtió en el epicentro mundial de la enfermedad y, habituado a la guerra comercial con China, se plantó contra ese país y contra la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con la campaña y las vidas en pausa, las elecciones parecen remotas. Algo así como un trámite en el cual, a pesar de haber soslayado desde enero los avisos catastróficos de los suyos sobre el COVID-19, Trump sigue ensimismado en sus asuntos y, desaparecidos en acción, Biden y Sanders dirimían desde sus confinamientos si uno, de 77 años, se consagraba como candidato y el otro, de 78, deponía su (leer más)