
Profecía cumplida
En un solo mes, diciembre, hubo tres atentados terroristas en Turquía. Cuarenta y cuatro muertos tras un partido de fútbol en Estambul, cerca del estadio del Beşiktaş, el 11; trece muertos en un ataque contra un autobús militar en la ciudad de Kayseri, el 16, y el asesinato a sangre fría del embajador de Rusia, Andrei Karlov, en Ankara, el 19. Lo había advertido la Oficina Europea de Policía (Europol), más allá de que Turquía no esté dentro de su ámbito de competencia por no pertenecer a la Unión Europea (EU). En el informe Los cambios de táctica terrorista del Estado Islámico para mantener la amenaza en Europa, la Europol vaticina “lobos solitarios”, acaso como el policía turco que asesinó al embajador Karlov, el conductor del camión que mató a doce personas y arrolló a otras tantas en Berlín y el hombre que hirió a tres fieles musulmanes durante el rezo en un centro islámico de Zúrich, que pueden “encontrarse sobre el terreno, preparados para asaltar». Todo ocurrió el mismo día, el último lunes antes (leer más)