Actualidad

Viejas rencillas, nuevo escenario

Tres días después de la masacre en la sala de conciertos de las afueras de Moscú, Vladimir Putin admitió la autoría de islamistas radicales, pero insistió en atribuirle algún tipo de responsabilidad a Ucrania. No podía desdecirse después de machacar desde el primer momento en la huida de los cuatro detenidos, todos tayikos (ciudadanos de Tayikistán), hacia el país con el cual Rusia está en guerra desde 2022. De todos modos, no mencionó al Daesh, Estado Islámico o ISIS ni reparó en que podría tratarse del Estado Islámico del Gran Jorasán (ISIS-K, sus siglas en inglés), filial que opera en Afganistán, Pakistán, el este de Irán y Asia central. El atentado, el peor en dos décadas, tuvo el sello del terrorismo islámico en su afán de humillar a los gobiernos por su incapacidad para defender a los ciudadanos a pesar de las fortunas que invierten en seguridad. En Rusia coincidió con el décimo aniversario de la anexión de Crimea, pensínsula arrebatada a Ucrania como ahora los llamados Nuevos Territorios, y con la enésima reelección en (leer más)

Actualidad

Lápidas rusas

Tres días antes de la muerte del líder opositor ruso Alexei Navalny en una de las prisiones más alejadas de la civilización, en lo peor de Siberia, la Guardia Civil de España halló en un garaje municipal de Villajoyosa, Alicante, el cadáver de Maxim Kuzminov. Era un piloto ruso que había desertado a los 28 años de la guerra contra Ucrania en un helicóptero de combate. Cinco balazos, distribuidos prolijamente entre la cabeza y el pecho, habían acabado con su vida. Labor de sicarios, de modo de advertir qué podía ocurrirles a los traidores. Kuzminov había recibido medio millón de dólares de Ucrania a cambio de su defección. En septiembre de 2023, al mes siguiente de la fuga, ofreció una rueda de prensa en Kiev flanqueado por militares ucranianos. Criticó al régimen de Vladimir Putin y explicó las razones por las cuales estaba en contra de la guerra. Fue su sentencia de muerte. El Kremlin le prometió que no iba a vivir lo suficiente para ser sometido a juicio. Cumplió. En el helicóptero militar Mi-8 (leer más)

Política

La encerrona entre Ucrania y Gaza

Entre dos fuegos, Joe Biden condena la invasión de Rusia a Ucrania y procura aplacar la represalia de Israel contra la Franja de Gaza después de la masacre cometida por el grupo terrorista Hamas el 7 de octubre. Una es una guerra de convencional y de desgaste de un enemigo de Estados Unidos, Rusia, contra un Estado constituido, Ucrania, con casi 700 días de rutina sin visos de desenlace. La otra está aún en carne viva, con rehenes israelíes en tierra de nadie. O de un brazo de Irán, también enemigo de Estados Unidos, al cual el primer ministro israelí, Benjamin Netayanhu, pretende exterminar. El doble rasero es un juego peligroso, concluye Patrick Wintour en el periódico británico The Guardian. Como dejó dicho Richard Haass, presidente del Council on Foreign Relations, “la coherencia en política exterior es un lujo que los responsables políticos no siempre pueden permitirse”. Solo ocho países, entre ellos Israel, Estados Unidos, Micronesia y Nauru (el más pequeño del mundo después del Vaticano y Mónaco), se opusieron en diciembre al alto el (leer más)