Catalejo

En el nombre del Papa

Juan Pablo I, el primer papa que eligió un nombre doble y el primero en nacer y morir en el siglo XX, ordenó iniciar su pontificado con una misa, no con una ceremonia de coronación. Murió en circunstancias extrañas a los 33 días de su papado. León XIII era llamado “el papa obrero” por haber escrito la primera carta social de la Iglesia, Rerum Novarum (De las Cosas Nuevas), en 1891. Pío X y Benedicto XV se negaron a ser embalsamados. El médico de Pablo VI decidió no hospitalizarlo en sus últimos días porque no se trataba de un hombre común. Murió rezando el Padre Nuestro. Revelaciones de Nelson Castro, periodista y médico, en La salud de los papas: medicina, complots y fe desde León XIII hasta Francisco. Su último libro o, acaso, un reto aceptado. El de Francisco en Roma, nada menos. “Le recuerdo que usted tiene que escribir un libro sobre la salud de los papas en el que yo le voy a hablar de mis neurosis”, le soltó. Transcurría octubre de 2017. (leer más)

Sociedad

Con el agua al cuello

Por Jorge Elías En 65 millones cifró el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, el éxodo de refugiados y desplazados. Es la mayor catástrofe humanitaria desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Sólo en los primeros siete meses de 2016 han muerto 3.176 personas en su afán de cruzar el mar Mediterráneo en barcazas precarias, huyendo de los conflictos armados en Medio Oriente, el norte de África y el sur de Asia, según la Organización Mundial de las Migraciones (OMI). En el mundo han muerto en total 4.027 migrantes en circunstancias similares. La desesperación no conoce el miedo. O, quizá, prefiere ignorarlo. La curva sigue en ascenso. ¿Quién será la próxima víctima? A este paso, mientras muchos líderes europeos miran al costado o levantan muros, nadie lo sabe. La tasa de mortalidad por naufragios y, en menor medida, por reyertas en embarcaciones clandestinas cuyo boleto cuesta miles de euros se ha disparado. El tramo más letal del Mediterráneo es el canal de Sicilia, entre Libia y la isla (leer más)

Sociedad

Resuena la fe en Argentina; arman revuelo en el Cono Sur

Excelsior (México) BUENOS AIRES, 14 de marzo.- En “el fin del mundo”, como definió a su país Francisco en la primera aparición en el balcón de la basílica de San Pedro, hay una frase que fluye a flor de labios cada vez que ocurre algo inesperado: “Dios es argentino”. La sueltan los argentinos cuando el suceso roza el milagro. En este caso, el Papa es jesuita y argentino y, por extensión, latinoamericano por primera vez en la historia. Quizá por eso, cerca del Obelisco, punto neurálgico de la ciudad de Buenos Aires, como el Ángel de la Independencia en la ciudad de México, un hombre trajeado que iba con los auriculares del iPhone no pudo contenerse cuando escuchó la noticia: “Dios es argentino”, exclamó, sonriente. Más allá de la mala fama de los argentinos por su presunto pecado de arrogancia, Jorge Mario Bergoglio se caracteriza por la humildad y la austeridad. En la ciudad de Buenos Aires, donde nació y de la cual fue arzobispo, viajaba en subte (metro) y colectivo (autobús) en lugar de hacerlo (leer más)