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Política

Haití, a la buena de Dios

El terremoto de enero de 2010 mató a más de 300.000 personas y demolió medio millón de viviendas. Nueve meses después, el cólera, antes concentrado en el campo, comenzó a hacer estragos en la ruinosa capital de Haití, Puerto Príncipe. Sobre llovido, el huracán Thomas mató un mes después a una veintena de personas, destruyó más de 6.600 viviendas y, al provocar inundaciones, contribuyó a propagar la enfermedad. En ese momento, la comunidad internacional reclamó ayuda. Sesenta países prometieron aportar casi 10.000 millones de dólares. Poco más de la mitad de ese monto, destinado a la reconstrucción, ha sido invertida en comida. En tres años, Haití ha vuelto a la situación en la cual se encontraba antes del terremoto. En agosto de 2011, la tormenta tropical Emily encontró a 700.000 personas en los mismos campamentos de desplazados en los que vivían desde comienzos del año anterior. El actual presidente, Michel Martelly, más conocido como músico que como político, contendía en minoría en el Congreso contra la oposición, encabezada por el ex presidente René Preval. Organizaciones (leer más)

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Economía

El precio de la violencia

Cada día son asesinadas 98 personas con armas de fuego en Brasil. Eso significa que alguien muere por esa causa cada nueve minutos y medio. El espeluznante promedio, divulgado por el Ministerio de Salud brasileño sobre la base de un estudio de la oficina de las Naciones Unidas contra las drogas y los crímenes (Undoc), coloca al coloso de América del Sur al tope en los índices de violencia entre las diez mayores economías del mundo. Si bien la ley establece controles en la venta de armas y prohíbe portarlas en la vía pública, hay 15 millones de unidades en poder de ciudadanos comunes y organizaciones delictivas. Cuando un desquiciado liquida a mansalva a inocentes en un colegio de los Estados Unidos, como ha ocurrido en Newtown con 20 niños y ocho adultos, incluido el autor, todo el mundo se replantea el derecho de portar armas con fines defensivos, deportivos o de supervivencia que garantiza la Segunda Enmienda de la Constitución de ese país. Nadie repara en que esos episodios suelen ser aún peores en (leer más)

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Política

Poco espacio para la neutralidad

En 2004, el actual vicepresidente de Uruguay, Danilo Astori, reflexionó: “Queríamos cambiar al mundo y el mundo nos cambió a nosotros”. Cinco años después, José Mujica alcanzó la presidencia de su país y, en una entrevista, soltó otra frase memorable: “Antes queríamos cambiar el mundo; ahora queremos cambiar las veredas”. En 1995, el popular “Pepe” fue el primer diputado con pasado tupamaro (movimiento de izquierda radical en los sesenta y setenta incorporado al Frente Amplio en 1989). Al arribar al Palacio Legislativo, en una moto Vespa, un policía no lo reconoció: “¿Va a demorar mucho, don?”. Era por la moto, estacionada en el espacio de los legisladores. “Si no me echan, cinco años”, respondió. En América latina y el Caribe hay un cambio de actitud hacia la política, recuperada en los ochenta ante la inminente caída de las dictaduras militares como fichas de dominó, vilipendiada en los noventa en coincidencia con el vuelo propio que adquirió la globalización en todo el planeta y reivindicada en la década siguiente después de varias crisis en diferentes países. (leer más)

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Política

Voto joven, discusión mayor

En las presidenciales de Ecuador, previstas para el 17 de febrero, podrán votar los jóvenes de 16 y 17 años de edad. El voto, llamado facultativo, no es obligatorio. Con el guiño de Rafael Correa, candidato a la relección, lanzaron la campaña “Caigamos a votar”. Tanto en Ecuador como en la Argentina, donde el voto juvenil se aprobó el 2012, los gobiernos reivindican el derecho de esa franja a votar; la oposición cree que es una treta de los oficialismos para ampliar sus caudales electorales como rédito de políticas que apuntan a favorecer la inclusión en la vida pública de adolescentes que aún no han terminado el colegio secundario. Ni unos pueden afirmarlo ni los otros pueden negarlo. Ese segmento no está en condiciones de alterar las tendencias electorales dominantes. Tampoco se trata de algo tan novedoso como parece: en Brasil, el gobierno de José Sarney resultó ser el pionero en la materia en la región en 1988. Ni Correa, de 25 años entonces, ni Cristina Kirchner, diez años mayor, tenían certeza de llegar a (leer más)

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Política

Obama 2.0 con poder latino

En 2007, los latinos radicados en los Estados Unidos eran dueños de 2,3 millones de negocios; en apenas cinco años, ese segmento de la población capeó la crisis, incrementó su volumen de operaciones en un 43,6 por ciento y, como consecuencia de ello, creó más empleo que cualquier otro. De tener un país dentro del país, los latinos supondrían la décimo segunda economía mundial. En las universidades también baten récords de inscriptos y graduados. Es la población con mayor tasa de natalidad (2,4 por ciento; 0,4 más que la media) y la más joven (28 años frente a los 37 del resto). ¿Cómo no van a tener presencia e influencia en el renovado gobierno de Barack Obama y en los otros poderes si son, además, más emprendedores y activos que otras minorías? En las últimas presidenciales votaron 12,5 millones de personas de ese origen, el 71 por ciento a favor de la relección de Obama; estarán en condiciones de hacerlo 40 millones en 2030. ¿Tendrán pronto un presidente propio? Seguramente. Uno de cada seis residentes (leer más)

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Política

Obama, segunda parte

Los elocuentes discursos de Barack Obama no conmueven a los líderes latinoamericanos. En estos cuatro años, después de los errores cometidos por George W. Bush en su relación con el continente, el gobierno de los Estados Unidos se ha limitado a acompañar las decisiones de sus pares y a fijar sus posiciones en lugar de intervenir en forma directa, como en Granada en 1983, en Panamá en 1989 o en Haití en 2004. La decisión de reactivar la Cuarta Flota de la Marina, por primera vez en 58 años, levantó tantas ampollas como la intención frustrada de destinar soldados a las bases militares de Colombia para combatir el narcotráfico y la guerrilla. Desde 2009, cuando asumió Obama, Brasil ocupa el papel que le corresponde como rector de América del Sur, seguido entre las prioridades norteamericanas por Colombia y México, más allá de sus dilemas domésticos. Venezuela no ha alterado sus planes y Cuba, a su vez, obra como virtual componedor. Más allá de los devaneos lingüísticos de Hugo Chávez sobre el imperialismo, los Estados Unidos (leer más)

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Política

Después de Chávez

En enero de 1999, el presidente de la Argentina, Carlos Menem, medió ante su entonces par de los Estados Unidos, Bill Clinton, para blanquear la imagen de Hugo Chávez, “un joven emprendedor” que merecía una oportunidad a pesar de su pasado golpista. Era rara la gestión, tratándose de uno de los campeones del neoliberalismo y de un acérrimo rival de Fidel Castro. Tres años y monedas después, en 2002, Chávez radicalizó su discurso tras el conato de golpe de Estado por el cual quedó fuera de juego durante 47 horas. Acusó a George W. Bush, sinónimo del imperialismo “pitiyanqui”. En 2006, la revolución bolivariana derrapó en el socialismo del siglo XXI. En Venezuela, como en la Cuba de Fidel Castro, no hubo ni hay día desde hace 14 años en que Chávez no fije la agenda y revele por dónde van los tiros. Esa rutina no ha instaurado una revolución, con un cambio de régimen, sino una excesiva concentración del poder y una polarización latente ante la ausencia de partidos de oposición sensatos. ¿Sobrevivirá el (leer más)

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Sociedad

Año nuevo, crisis vieja

¿Qué nos sucede, vida, que, últimamente, estamos malhumorados y no sabemos por qué? Mal de muchos, consuelo de tontos, pero, consuelo al fin, ni los alemanes son felices. Lo confirma una encuesta de Ipsos sobre el bienestar nacional. Los habitantes del país más rico y pujante de Europa se sienten insatisfechos. La mayoría, como en otras latitudes, desearía tener menos preocupaciones económicas e incertidumbre respecto del futuro, así como contar con una mejor cobertura médica. Hilando más fino, no pocos alemanes se contentarían con ser más espontáneos, dormir más y tener sexo. En los caprichosos índices de la felicidad, como el más reciente elaborado por Gallup tras auscultar 148 países, ocho de los diez primeros son americanos. ¿Es posible que Panamá, Paraguay, El Salvador, Venezuela, Trinidad y Tobago, Guatemala, Ecuador y Costa Rica superen en sonrisas, a pesar de sus pesares, a otros con mejores condiciones de vida? Mayor ingreso, en principio, no implica mayor bienestar. En medio de la crisis global, la región vive una suerte de verano que, frente al crudo invierno de (leer más)

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Política

En deuda con las mujeres

Decía Jacqueline Kennedy que el título de primera dama era un nombre más apropiado para para un caballo que para una mujer. Ella fue, a los 31 años, la esposa de un presidente de los Estados Unidos más joven de la historia. Participó de la campaña electoral de su marido en 1960, contra Richard Nixon, hasta con un anuncio pronunciado en fluido castellano. Con otro perfil, Michelle Obama también interviene en forma decisiva en la carrera del presidente, ahora relegido. En su caso, quizá como Hillary Clinton en sus tiempos, con un temperamento avasallador, sin inmiscuirse en los asuntos del Ala Oeste de la Casa Blanca. En general, todas las primeras damas norteamericanas han emprendido causas sociales: Nancy Reagan contra la drogadicción, Laura Bush por la lectura y Michelle Obama contra la obesidad infantil. Ese papel ha sido más discreto en América latina hasta que comenzaron a surgir presidentas con maridos o, como Michelle Bachelet, sin ellos. Ese sesgo debería traducirse en una mejora en los índices de igualdad entre sexos, cerrando la brecha. En (leer más)

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Política

América latina, ausente con aviso

En 2008, el final de la era Bush despertaba ansiedad en todo el mundo por un cambio histórico. Lo fue. Cuatro años después, disipada la novedad, Barack Obama ha rebajado esa cuota de optimismo. Su rival en las presidenciales, Mitt Romney, surgido de apuro en las primarias republicanas, lejos estuvo de hacerse conocer en el exterior. La campaña exhibió aquello que muchos latinoamericanos quisieran tener en casa: respeto a las instituciones y a la división de poderes y, aunque la tentación sea grande, ninguna posibilidad de alterar las reglas para favorecer al presidente de turno. Vistas desde América latina, las elecciones de los Estados Unidos no trascendieron fronteras: quedaron en casa sin despertar demasiado entusiasmo ni expectativas. Pocos mandatarios, más allá de la cercanía con Obama y la lejanía con Romney, se animaron a expresar su simpatía hacia uno o el otro. No es un síntoma de apatía, sino de madurez. Las intromisiones en la política de otros países suelen tener más costos que beneficios, sobre todo por la supina ignorancia de algunos sobre el (leer más)

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Política

Candidatos en sale

Me informa Rufus Gifford, director nacional de finanzas de la campaña Obama for America, que Mitt Romney tenía a comienzos de este mes 34 millones de dólares más que los demócratas y que, en una semana, gastó 57 millones en avisos televisivos “en contra de nosotros”. En el mismo correo electrónico, tras revisar sus registros, me reprocha no haber soltado un solo dólar en el año. Cierto. Para reparar mi error antes de que sea demasiado tarde, me ofrece donar cinco dólares mientras Barack y Michelle, identificados con sus nombres de pila, me piden en otros correos electrónicos que les transfiera esa cantidad o más. Cuanto más, mejor. Desde las antípodas, Romney me confiesa: “Amigo, me postulo para presidente porque quiero ayudar a crear un futuro más brillante y recuperar la fuerza de nuestra nación”. Es la introducción para invitarme a un mitin en Florida del senador Marco Rubio, el primero en la historia de origen cubano. Si dono cinco dólares, procura convencerme, puedo participar de un sorteo para asistir con alguien más a esa (leer más)

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Sociedad

Más jubilados que niños

En 2008, Kathleen Casey-Wilkens cumplió 62 años de edad y, con ellos, el inexorable destino de los baby boomers: se jubiló. Esa generación, nacida entre 1946 y 1964 en los Estados Unidos, está en vías de ser superada por las siguientes. No se trata de un fenómeno único. Cada segundo, según las Naciones Unidas, dos personas cumplen 60 años en el mundo. A este ritmo, hasta América latina dejará de estar poblada de rostros juveniles. En 2036 habrá más adultos que menores; en 2050, un cuarto de la población estará tramitando el retiro. Esa franja se triplicará e igualará en proporción a la de los países desarrollados. Por el descenso de la natalidad, los movimientos migratorios y la mayor esperanza de vida, los sexagenarios serán tres veces más que ahora a mediados del milenio, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (Unfpa). Los mayores de 80 años, dice el informe «Envejecer en el siglo XXI: una celebración y un reto», pasarán de un 1,6 por ciento de la población en la actualidad (leer más)

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Política

Durmiendo con el enemigo

Mientras camina por la playa, Joaquim Sassa encuentra una piedra “pesada, ancha como un disco, irregular”. La arroja al mar. “Como no llevaba bolsillos ni bolsa para guardar sus hallazgos, devolvía al agua los restos muertos cuando tenía las manos llenas, al mar lo que al mar pertenece, la tierra que se quede con la tierra”, relata José Saramago en su novela “La isla de piedra”. Luego, Sassa entra en pánico: teme haber provocado la separación de la Península Ibérica del continente europeo. La grieta se abre a la altura de los Pirineos, “convirtiendo ríos en cascadas y avanzando los mares unos kilómetros tierra adentro”. ¿Es culpa de Sassa o de la piedra? En este año crítico para España, el impacto de la piedra arrojada por Sassa quizá sea del tenor de la voluntad de miles de catalanes que, congregados en la fiesta oficial llamada Diada y en el último partido de fútbol del Barcelona contra el Real Madrid, reclamaron la independencia. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, intentó valerse del clamor de los (leer más)

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Política

Por qué ganó Chávez

Ni el clientelismo ni la inseguridad ni la inflación ni la corrupción ni la egolatría ni la enfermedad pudieron contra la voluntad de la mayoría de los venezolanos: Hugo Chávez tiene mandato hasta 2019. ¿Veinte años no es nada, como dice tango? En los estándares europeos y norteamericanos, sin contar a México después de la rutinaria saga de siete décadas de presidentes del PRI, no cabe una democracia sin alternancia. En Venezuela, con una participación récord de casi el 81 por ciento del electorado, Henrique Capriles despertó mucha expectativa, pero no pudo contra una realidad: la mayoría prefirió lo conocido, sea bueno o malo. Antes de preguntarle a Chávez qué llevaba en los bolsillos, broche de mis entrevistas con más de 50 mandatarios de diversas latitudes, se me ocurrió plantearle si era de derecha o de izquierda. En su confortable despacho del Palacio de Miraflores, muy suelto de cuerpo, el presidente bolivariano respondió: “Soy de los dos. Creo que hubo un muro ideológico y que se derribó. Hablamos aquí, en Venezuela, de Simón Bolívar, Simón (leer más)

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Política

El bochorno es un viaje de ida

Unos años después de la estrepitosa caída de su gobierno, el ex presidente argentino Fernando de la Rúa acusó a Marcelo Tinelli, conductor de un popular programa de televisión, de haber sido el causante de su desgracia y, en cierto modo, de la consecuente crisis económica y social del país. Era una forma absurda de resarcirse de haber perdido la oportunidad de “poner término a ese espectáculo lamentable de la mofa», como definió la emulación de un mandatario lento y torpe que hacía el humorista Fredy Villarreal. Al final de su presentación, desorientado, el entonces mandatario confundió la salida y terminó siendo más gracioso que su imitador. Más allá de achacarles sus desaciertos a los demás, algo usual en algunos presidentes, De la Rúa admitió que había cometido el error de haber ido al programa para terminar con la parodia de sí mismo. La misma autocrítica podrían hacerse ahora la presidenta argentina, Cristina Kirchner, incómoda y molesta con las preguntas de estudiantes universitarios de Georgetown y Harvard, y su virtual reverso en el conflicto por (leer más)