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Política

Barajar y dar de nuevo

De todas las expresiones de pesar por la muerte súbita del ex presidente argentino Néstor Kirchner, la más elocuente, a mi juicio, provino de la otra orilla del Río de la Plata. “La vida continúa”, concluyó el presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, pero esta pérdida, agregó, “es un llamado de atención para todos”. El llamado de atención trascendía la política. Era una reflexión sobre la vida misma, que “se nos va en cualquier momento”. El poder embriaga y, a veces, enferma. Los griegos llamaban hybris a esa desmesura. Kirchner, de colon irritable y corazón delicado, se ufanaba de “amasar poder para que no nos volteen”, según me dijo un par de meses después de asumir la presidencia, en 2003. Era el último peronista, como supo apodarlo en el libro homónimo el periodista Walter Curia. No pareció sentirse molesto con el mote. Era una suerte de coronación por haber restablecido la autoridad presidencial tras la peor crisis de la historia argentina. El peronismo, movimiento que se resiste a ser partido, es la clave para gobernar (leer más)