
Filtración en el tejado
La red de mensajería Signal, similar a WhatsApp y Telegram, tiene un cifrado de extremo a extremo. Eso significa que solo el remitente y el destinatario pueden leer los mensajes. Son confidenciales. Excepto que alguien, en un descuido, incluya en un grupo a un periodista. Por error, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz, sumó a Jeffrey Goldberg, editor jefe de The Atlantic Magazine, que, en silencio, recopiló los pormenores de un ataque de Estados Unidos contra los rebeldes hutíes en Saná, la capital de Yemen. No solo eso. Dejó al descubierto la inquina de Trump y compañía hacia Europa. Por el bombardeo hubo una treintena de muertos a mediados de marzo. El primero de varios, agradecidos por el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Fue una acción “decisiva” contra “la piratería, la violencia y el terrorismo”, según Donald Trump. De la planificación, vía Signal, participaron el vicepresidente J. D. Vance; el secretario de Defensa, Pete Hegseth; el secretario de Estado, Marco Rubio; la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard; la (leer más)