
El legado de Francisco
Francisco habló de “un cambio de época, no de una época de cambio”. Su sucesor, León XIV, empuña ahora el timón de la barca de la Iglesia. Una barca que navega en un mar encrespado por profundas desigualdades sociales entre olas de migrantes, refugiados y desplazados mientras acechan los nubarrones de la mayor cantidad de conflictos armados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. A 80 años de su desenlace, la humanidad enfrenta aquello que el papa argentino o “del fin del mundo”, como se hizo llamar en su primera aparición en la Basílica de San Pedro, denominó “Tercera Guerra Mundial por partes”. León XIV, nacido en Chicago, coincide con Donald Trump en la nacionalidad. Nada más. Robert Francis Prevost, como su antecesor, aboga por la paz. “Una paz desarmada, desarmante” por la cual abogó desde el balcón. Trump insiste en terminar la guerra de su alter ego Vladimir Putin a cambio de la cesión a Rusia del territorio usurpado en Ucrania y de obtener un beneficio económico merced al acceso a los minerales (leer más)