Política

Trump construcciones

Por Jorge Elías NUEVA YORK. – Cuando el jefe de la campaña de Hillary Clinton, John Podesta, les dijo a los suyos que se fueran a dormir porque la candidata no iba a presentarse en el Centro de Convenciones Jacob K. Javits, de Manhattan, la suerte estaba echada. Eran las dos de la mañana del miércoles 9 de noviembre, aniversario de la caída del Muro de Berlín. Veintisiete años después, otro muro comenzaba a levantarse. No en Alemania sino en los Estados Unidos. Muchas mujeres, denigradas por Donald Trump, rompieron en llanto. Debían digerir la realidad, más allá de las protestas inspiradas en el lema «Not my president (No es mi presidente)». La transición civilizada, encarada de inmediato por Hilary con su aceptación de la derrota y por Barack Obama en su condición de presidente saliente, no alcanzó a mitigar la perplejidad de aquellos que, alentados por encuestas erróneas, creyeron que el mapa pintado de rojo, el color de los republicanos, podía teñirse de azul, el de los demócratas. Son los colores de la bandera (leer más)

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Colombia: adiós a las armas

Por Jorge Elías La carta temblaba en las manos de María (1). Eran retazos manuscritos de su padre, Julián. Estaban despojados de contenido y de emociones, pegados, cual collage, sobre un papel que, a trasluz, frente y dorso, no aportaba más datos que la marca de agua. “Me están dando comida y…”. Y nada más. Nada había en esa primera señal de vida después de dos semanas de absurda incógnita que diera una sola pista sobre la suerte de ese colombiano de 63 años de edad que había sido secuestrado el 19 de septiembre de 1997, a la 1.30 de la tarde, poco antes de arribar a su finca, en el municipio de Hualvas, a dos horas en coche desde Bogotá. Lo tenían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En 2016, esas escenas de terror deberían entrar en el arcón de los recuerdos. De los malos recuerdos que dejaron 52 años de guerra. «Nos acostumbramos tanto a la guerra que se nos ha olvidado cómo se siente la paz», dijo el presidente de Colombia, (leer más)

Política

Trump aprovecha la banda negativa

Por Jorge Elías NUEVA YORK. – Durante la proclamación de su victoria en las presidenciales de los Estados Unidos, Donald Trump dejó entrever un sesgo infrecuente en estas latitudes: la arrogancia. Trump soslayó a la estructura de su partido, el republicano, y habló de la creación de un movimiento propio, personal, conformado por una legión de desencantados con los políticos tradicionales, de los cuales tomó distancia durante una campaña plagada de agravios contra su rival, Hillary Clinton, y contra determinados segmentos de la población, como los mexicanos, tildados de violadores, y los musulmanes, sospechosos de terrorismo. La fórmula de Trump, políticamente incorrecta, terminó dándole frutos inesperados como outsider (ajeno a la política) u hombre de negocios, su mote favorito, frente a encuestas que, como en las primarias republicanas, el Brexit (la salida del Reino Unido de la Unión Europea), el rechazo de los colombianos al acuerdo de paz con las FARC y otros acontecimientos, presagiaban el resultado contrario. Esa fórmula, sazonada con un discurso radical, caló hondo en la clase blanca trabajadora y rural de (leer más)

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Hasta la vista, Obama

Por Jorge Elías NUEVA YORK. – Cuando asumió el poder en 2009, Barack Obama prometió poner fin a las guerras declaradas por su antecesor, George W. Bush. En 2011 anunció el retiro del último soldado de Irak. Tres años después envió asesores militares a ese país para colaborar en la batalla contra el Daesh o Estado Islámico (EI). Sólo en 2015, los Estados Unidos arrojaron 23.144 bombas. La mayoría, 22.110, en Irak y en Siria. Además de dar la venia para continuar las guerras inconclusas en Irak, Siria y Afganistán, Obama aprobó ataques contra grupos terroristas en Libia, Pakistán, Somalia y Yemen. En casi ocho años de gobierno ha llevado más tiempo en guerra que cualquiera de sus predecesores. Es una rareza después de haber recibido el premio Nobel de la Paz en 2009. Ese año, Obama pronunció un discurso histórico en la Universidad de El Cairo. Llamó a terminar con el antagonismo entre el islam y Occidente e invitó a los musulmanes a aislar a los extremistas y asumir su papel como parte de (leer más)

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Los Pieles Rojas pasan de Hillary y Trump

Por Jorge Elías NUEVA YORK. – Dos días antes de las elecciones de 2012, Barack Obama recibió una pésima noticia: los Redskins, equipo de fútbol americano de la ciudad de Washington, habían caído 21 a 13 contra los Carolina Panthers. De haberse cumplido la Redskins Rule (Regla Redskins), Obama llevaba las de perder frente al candidato republicano, Mitt Romney. Terminó siendo reelegido, pero aquello pareció ser un mal presagio. El resultado de 17 de las últimas 19 presidenciales ha estado sujeto a esa cábala casi infalible, vital para los apostadores. En 1937, los Redskins se mudaron a Washington. Tres años después, en 1940, comenzó la curiosa profecía con la segunda reelección de Franklin Delano Roosevelt, demócrata, frente a Wendell Willkie, republicano. Los Redskins les habían ganado dos días antes a los Pittsburgh Steelers por 37 a 10. En 2008, los Redskins cayeron frente al mismo rival por 23 a 6. Como presunta consecuencia de ello, el candidato opositor, Obama, derrotó a John McCain, republicano como el presidente saliente, George W. Bush. ¿Qué ocurrió el domingo (leer más)

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Trump y Putin, extraña pareja

Por Jorge Elías Cuando todo parecía calmarse después de los escándalos desatados por las intromisiones de Vladimir Putin y de WikiLeaks en las presidenciales de los Estados Unidos, el FBI desató otro vendaval. Su director, James Comey, aportante en las últimas campañas republicanas, anunció que investiga nuevos correos electrónicos que comprometerían a Hillary Clinton. Surgieron de una pesquisa paralela, la de Anthony Weiner, ex congresista demócrata y marido en trámite de separación de Huma Abedin, persona de máxima de Hillary en el Departamento de Estado y en la campaña electoral. Weiner fue descubierto tres veces por su ex esposa enviándoles fotos suyas en paños menores a sus admiradoras por las redes sociales y el correo electrónico. En su teléfono móvil descubrió ahora el FBI correos electrónicos con información clasificada de Hillary durante su gestión como secretaria de Estado. Hillary creyó resuelto el embrollo de los correos electrónicos cuando fue exonerada por el Congreso. Denunció, a su vez, el presunto vínculo entre Putin y su rival, Donald Trump. Que no, que no lo conozco de nada, (leer más)

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Libia: un país, tres gobiernos, mil problemas

Por Jorge Elías Lejos de enderezar a Libia, la intervención militar para terminar con la dictadura de Muamar el Gadafi terminó torciéndola aún más. Fue un “error de Occidente”, según el presidente de Francia, François Hollande. Quizá como la guerra contra Irak, salvando las distancias. La ejecución de Gadafi, al amparo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), resultó ser, a los ojos del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, “un espectáculo de mierda”. Libia es ahora “un desastre”. Tiene tres gobiernos y mil problemas, originados por la turbadora presencia del Daesh o Estado Islámico, de Al-Qaeda y de traficantes de refugiados, armas y drogas. Cinco años después de la cumbre sobre Libia celebrada en París durante la cual el primer ministro británico, David Cameron, dijo que había llegado la hora de actuar, y de “hacerlo con urgencia”, la urgencia agobia a los libios. Están expuestos a la inseguridad, la falta de dinero y los cortes frecuentes de la electricidad. El país pasó página de la Primavera Árabe, contagiada por las incipientes transiciones en (leer más)

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Esa cosa llamada mujer

Por Jorge Elías El discurso misógino de Donald Trump entraña un obstáculo insalvable: el rechazo que provocan sus bravuconadas entre las mujeres. De ser resueltas las presidenciales del 8 de noviembre sólo por ellas, el candidato republicano perdería por 15 puntos frente a Hillary Clinton, según el resumen de encuestas nacionales del portal FiveThirtyEight. De ser resueltas sólo por ellos, como ocurría hasta 1920, el desenlace sería el opuesto. Son elecciones indirectas. El ganador debe obtener por lo menos 270 votos del total de 538 en el Colegio Electoral. En el primer caso, Hillary alcanzaría 458 votos contra 80. En el segundo, sorpresa: Hillary, 188; Trump, 350. ¡Casi el doble! Eso se traslada a la intimidad. El presidente del Partido Republicano en Ohio, Matt Borges, se vio en figurillas cuando su esposa, Kate, le prohibió colgar un cartel de Trump en el jardín del frente de su casa, en los suburbios de Columbus, algo usual en las campañas de los Estados Unidos. Era el partido o el matrimonio en un estado industrial con una población (leer más)

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El voto menos pensado

Por Jorge Elías Ningún gobierno organiza un plebiscito para perderlo. Menos aún si se trata de una iniciativa propia, como la imposición de mayores restricciones para el ingreso de inmigrantes en Hungría, el acuerdo de paz en Colombia, la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE) o la cuarta reelección consecutiva del presidente de Bolivia, Evo Morales. En esos casos y en otros, el resultado terminó siendo adverso. Ocurre a menudo. De las 36 consultas que convocaron entre 1993 y 2014 los gobiernos y los congresos de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en más de la mitad ganó el no a la propuesta original o, en otros términos, ganó el sí, alentado por sus opositores. En Hungría, la intención del primer ministro, Viktor Orban, era evitar objeciones de la UE a su política contra los refugiados y, en casa, reforzar su estatus político. La escasa participación ciudadana, inferior al 50 por ciento requerido, invalidó el resultado, aunque fuera favorable. En Colombia, sorprendida por la derrota (leer más)

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Trump, Hillary, verdad y consecuencia

Por Jorge Elías Hay preguntas que, según el ex primer ministro conservador David Cameron, “ni los políticos deberían responder”. Tenía razón. Su antecesor, Gordon Brown, laborista, no reparó en diferencias ideológicas al convenir en que “nadie tiene el derecho” de formularlas. También tenía razón. Estuvo de acuerdo el ex viceprimer ministro Nick Clegg, liberal demócrata: “Quienes cuantifican el sexo no lo disfrutan lo suficiente”. En la evasiva ante la inquietud periodística coincidían a tres bandas los políticos británicos, menos propensos al destape que los norteamericanos. Los secretos de alcoba, por regla general, pueden estropear una campaña electoral, no una gestión gubernamental. Dan fe Bill Clinton y John F. Kennedy. ¿Qué ocurre cuando asuntos de esa estofa se cuelan en la alta política, como ocurrió durante la primera media hora del segundo debate presidencial entre Donald Trump y Hillary Clinton? Lo otro, acaso lo importante, queda reducido a cenizas, como en el primer debate. Trump debió explicar esta vez la grabación difundida en las vísperas en la cual alardeaba de besar y meter mano en sus (leer más)

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El no para Santos y el sí para Uribe

Por Jorge Elías Desde el momento en que la Corte Constitucional de Colombia aprobó el plebiscito sobre el acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en julio, quedó claro que el resultado iba a ser vinculante sólo para el gobierno. No se trataba de una vía jurídica, sino política. El plebiscito no era necesario para instrumentar el acuerdo. Fue decisión del presidente Juan Manuel Santos delegar en los colombianos “la última palabra” después del apretón de manos con el líder de la guerrilla más antigua del continente, Rodrigo Londoño, alias Timoleón Jiménez o Timochenko, en La Habana. Fue, también, un tiro por elevación contra su principal detractor y rival, el ex presidente Álvaro Uribe, ahora senador. Se trató de un exceso de confianza de Santos, bendecido por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, y por varios presidentes, empezando por Barack Obama. La no extradición a los Estados Unidos de guerrilleros involucrados en casos de narcotráfico daba una pauta, así como la eliminación de las (leer más)

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¿Y si gana Trump?

Donald Trump es algo así como un error del sistema o, en otros términos, de la globalización. El movimiento de malhumorados que encarna no nació ayer, en contra de las políticas de Barack Obama, sino anteayer, cuando cayó el Muro de Berlín, se desintegró la Unión Soviética y terminó la Guerra Fría (la real, la de dos arsenales nucleares apuntándose mutuamente). Entonces, el mundo duplicó su fuerza laboral. China abrió una hendija y, de pronto, una enorme masa de trabajadores se incorporó a la actividad privada. Lo mismo ocurrió en Europa Oriental. Hacia 2000 irrumpió en el escenario internacional Vladimir Putin, empeñado en restaurar el poder ruso. Trump promete ahora restaurar la grandeza de los Estados Unidos. Ambos comparten una visión autoritaria del poder. El capitalismo creyó encontrar la panacea en la globalización. La encontró, en realidad. Nunca tan pocos ganaron tanto ni tantos ganaron tan poco. La desigualdad ensanchó la difusa línea divisoria entre ricos y pobres, concentrados en una clase media tan inclusiva que le permitió al obrero de un país emergente equipararse (leer más)

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Siembra miedos y cosecharás votos

Por Jorge Elías Un hombre de unos cincuenta años de edad come pastas con albóndigas. El perro espera su parte. De fondo, la televisión relampaguea y anuncia que el presidente Bill Clinton ha firmado un decreto por el cual el inglés deja de ser la lengua de los Estados Unidos, más allá de que no tenga lengua oficial. El hombre se atraganta y, presa de un espasmo, corre al teléfono de pared. Teclea como puede, ahogándose, el 911, número de emergencias. La voz femenina del contestador le indica que marque uno para castellano, dos para coreano…El hombre cae de bruces, quizá como sus compatriotas si algo así sucediera. El perro devora las sobras. Cual corolario, el mensaje procura ser decisivo: “La inmigración está fuera de control”. Eso ocurría en 2000. Doce millones de dólares invirtió Pat Buchanan, candidato presidencial por el Partido de la Reforma (de Ross Perot, en realidad) en el aviso televisivo con el cual intentaba captar acaso las mismas voluntades que Donald Trump en 2016. Las voluntades de aquellos que ven en (leer más)

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La rutina de Putin

Por Jorge Elías Casi en coincidencia con el 25º aniversario de la estrepitosa caída de la Unión Soviética, considerada “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX” por Vladimir Putin, su partido, Rusia Unida, obtuvo en las legislativas 343 de los 450 escaños que conforman la Duma o Cámara de Diputados, apuntalando de ese modo su intención de ser candidato a la reelección en 2018. Putin, en el poder desde 2000, más allá de la alternancia como primer ministro durante la presidencia de Dmitri Medvédev, celebró la victoria a lo Putin: “Es duro, es difícil, pero la gente sigue votando a Rusia Unida. ¿Qué nos dice esto?”. Buena pregunta. El resultado de las elecciones del domingo 18 de septiembre de 2016, las primeras desde la anexión de la península de Crimea en 2014, considerada ilegal por la comunidad internacional, supone un espaldarazo para “una política que aún rinde tributo al estatismo de la ex URSS, pero bucea en el liberalismo económico, Putin representa la mano fuerte y el billete seguro, además de ser el restaurador de (leer más)

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Duro de domar

Por Jorge Elías El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, iba a reunirse el 5 de septiembre en Laos con su par de los Estados Unidos, Barack Obama. Un rato antes, lo tildó de “hijo de puta” por criticar su plan de lucha contra la droga. Obama canceló la cita. Idéntico piropo le había prodigado al papa Francisco por provocar atascos en la capital, Manila, en enero de 2015, después del peor tifón de la historia. Ocho de cada diez filipinos son católicos. Seis millones de fieles concurrieron a la misa. Fue un récord. No le importó. “Quería llamarle y decirle: Papa, tú, hijo de puta, vete a casa y no vuelvas nunca más”, exclamó Duterte. Era alcalde de Davao, en la isla de Mindanao. Lo llaman “El Castigador”. Y se vale de ese mote, así como de los insultos y de las amenazas contra propios y extraños más allá de sus investiduras, para atesorar el 91 por ciento de imagen positiva, la más alta jamás recibida por un jefe de Estado de Filipinas. Durante la (leer más)