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El papel de Luiz Inácio Lula da Silva como ex presidente de Brasil
Leer más http://revistafal.com/estadista-o-corrupto/
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Mientras unos festejan y otros deploran el desenlace de la crisis, ésta sigue siendo de pronóstico reservado “Es el fin del capitalismo”, concluyó Mahmoud Ahmadinejad. Lo celebró Hugo Chávez: “Está crujiendo esa arquitectura financiera que consideró al mundo un casino”. Les dio letra, desde las antípodas, Nicolas Sarkozy: “La autorregulación para resolver todos los problemas se terminó; le laissez faire, c’est fini”. De ser el fin del capitalismo, los mandatarios de Irán, Venezuela, Francia y otros, así como los candidatos presidenciales norteamericanos, deberían poner en remojo sus barbas, sus convicciones y sus propósitos. Ninguno de ellos, avisados de la crisis, contempla en sus presupuestos un Estado fuerte en desmedro de un mercado débil, por más que el colapso de Wall Street clausure un ciclo histórico. Desde los regímenes comunistas, como el chino, el norcoreano y el cubano, hasta los teocráticos, como el iraní, preservan espacios para el mercado. Gobiernos de otra naturaleza, como el norteamericano y la mayoría de los europeos, latinoamericanos y asiáticos, preservan espacios para el Estado. Sin una acción conjunta de ambos, (leer más)
El abrupto corte de la relación con EE.UU. deja a Bolivia a merced de Chávez En la región del Chapare, base operativa de Evo Morales, el eslogan de la campaña de 2005 era casi una excusa que prendía con vigor: coca no es cocaína. Tanto los miembros de la Federación del Trópico de Cochabamba (nombre de fantasía del sindicato de productores de coca) como los militantes del ahora oficialista Movimiento al Socialismo vitoreaban con los puños alto las alabanzas a “la hoja sagrada” y las acechanzas contra “los yanquis”. Todos compartían esa postura, excepto los militares bolivianos. Sus ingresos estaban subordinados a los fondos destinados por los Estados Unidos a la erradicación del cultivo de la materia prima de la cocaína. En casi tres años, esa situación no cambió. Desde su asunción como presidente, en 2006, Morales aceptó, por un lado, el flujo de dinero norteamericano, del orden de los 30 millones de dólares anuales, y rechazó, por el otro, las intromisiones en aquello que los bolivianos consideran intocable por ser parte de su cultura. (leer más)
¿Por qué los mandatarios extranjeros omiten el país cuando recorren la región? En la década del treinta, Nina Lee Weisinger y Marjorie Johnston concibieron un libro de lectura en castellano para estudiantes norteamericanos. Los otros americanos lleva por título. Uno de los protagonistas, Alberto, dice: “Buenos Aires se llama el París sudamericano. Para su tamaño tiene más millonarios que ninguna otra ciudad, y todo el mundo parece tener dinero. Como Nueva York, es una ciudad cosmopolita y se ve en sus calles gente de muchas nacionalidades que habla varias lenguas. Hoy día esta capital dista de Nueva York siete días por aeroplano”. Eran otros tiempos. Sin naves espaciales capaces de ir “en una hora y media a Japón, Corea y, por supuesto, a otro planeta el día en que se detecte que allí hay vida”, como presagió Carlos Menem, ni trenes de alta velocidad a Mar del Plata, Córdoba y Rosario, como prometió Cristina Kirchner. En coincidencia con la edición del libro, en 1934, aquellos porteños de fino pelaje no sólo miraban al cielo cuando (leer más)
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