Política

¿Alto el fuego a tres bandas?

De ser por Donald Trump, Volodimir Zelenski debe ceder la región del Donbás y renunciar a su aspiración de recuperar la península de Crimea, arrebatada en forma ilegal en 2014, y de incorporarse a la OTAN para alcanzar un principio de acuerdo con Rusia. La oferta no es del presidente de Estados Unidos, sino de su alter ego ruso, Vladimir Putin. Sin las garantías de seguridad que reclaman los siete aliados europeos que arroparon al mandatario ucraniano en la Casa Blanca, donde el 28 de febrero había sido humillado, el virtual alto el fuego a tres bandas podría patinar en la primera curva. En medio de las negociaciones, Trump mantuvo un diálogo telefónico de unos 40 minutos con Putin. Algo inusual en esas cumbres, quizá tanto como la camaradería en la reunión bilateral que mantuvieron unos días antes en Alaska, territorio ruso comprado por Estados Unidos en 1867. Putin, imputado por crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional en 2023, fue recibido con alfombra roja en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson y paseó en La (leer más)

Política

Paz a plazo fijo

Si la OTAN nació para joder a Estados Unidos, como soltó Donald Trump en su primera reunión formal de gabinete, Vladimir Putin tiene aún más méritos. En el festival de  aranceles que reparte a diestra y siniestra, el presidente norteamericano amenaza a Rusia y sus socios bélicos con un 100% de aranceles adicionales si no termina la guerra contra Ucrania en 50 días y, contradictorio al fin, le promete ayuda militar a Volodimir Zelenski, después de haberlo avergonzado en el Salón Oval, vía OTAN, a la que puso entre la espada y la pared si no aumenta del 2% al 5% sus gastos de defensa. En medio de la crisis del atlantismo con la OTAN, Trump se bambolea en sus críticas contra Putin y contra Zelenski. Con uno está enfadado por no haber cesado la agresión contra Ucrania: “Mis conversaciones con él son muy agradables, y luego los misiles estallan por la noche”. Con el otro también está que arde porque le parece poco dispuesto a comprometerse en un tratado de paz. Pacto que, aclaremos, (leer más)

Sociedad

El legado de Francisco

Francisco habló de “un cambio de época, no de una época de cambio”. Su sucesor, León XIV, empuña ahora el timón de la barca de la Iglesia. Una barca que navega en un mar encrespado por profundas desigualdades sociales entre olas de migrantes, refugiados y desplazados mientras acechan los nubarrones de la mayor cantidad de conflictos armados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. A 80 años de su desenlace, la humanidad enfrenta aquello que el papa argentino o “del fin del mundo”, como se hizo llamar en su primera aparición en la Basílica de San Pedro, denominó “Tercera Guerra Mundial por partes”. León XIV, nacido en Chicago, coincide con Donald Trump en la nacionalidad. Nada más. Robert Francis Prevost, como su antecesor, aboga por la paz. “Una paz desarmada, desarmante” por la cual abogó desde el balcón. Trump insiste en terminar la guerra de su alter ego Vladimir Putin a cambio de la cesión a Rusia del territorio usurpado en Ucrania y de obtener un beneficio económico merced al acceso a los minerales (leer más)