Economía

Guerra de desgaste

En los primeros 23 días de la invasión a Ucrania, iniciada el 24 de febrero, Rusia gastó algo así como 19.900 millones de dólares, según economistas y asesores del gobierno ucraniano enrolados en el Center for Economic Recovery. Un dineral. La ofensiva relámpago, como pretendía Vladimir Putin que fuera la mentada operación militar especial, pasó a ser una guerra de desgaste contra el gobierno de Volodimir Zelenski, privándolo de suministros, bloqueando su acceso al Mar Negro y provocando una estampida de millones de refugiados. Una campaña de largo aliento. La única artillería disponible de Estados Unidos, Europa y sus aliados para frenar las ínfulas de Putin, ante el impedimento de una respuesta militar por no verse agredido ningún país miembro de la OTAN, se concentró en las sanciones contra Rusia y la ayuda a Ucrania. Parte significativa de las reservas rusas, más de 600.000 millones de dólares, quedó bloqueada por el paquete de restricciones comerciales y financieras. El costo económico creció en forma considerable, así como el más importante, el humano, con miles de muertos, (leer más)

Actualidad

¿Bandera falsa o Bandera a secas?

Días antes de que Vladimir Putin anunciara en la madrugada del 24 de febrero su mentada “operación militar especial” contra su vecino sobrevolaba una hipótesis. La de una operación de bandera falsa, recreada ahora por la presunta existencia de armas biológicas de Estados Unidos en Ucrania. ¿De qué se trata? De sostener la guerra en todos los campos, incluidos el de la comunicación y el de la propaganda, por medio de un relato que excuse a uno de los bandos de un ataque sucio para justificarlo. Un pretexto, como la rémora de Putin sobre la necesidad de desnazificar a la otrora segunda república más poderosa de la Unión Soviética. ¿Era el argumento para evitar la expansión de la OTAN en Europa del Este o, efectivamente, Putin pretendía liberar a un país con un presidente judío, Volodimir Zelenski, de los resabios nazis de la Segunda Guerra Mundial? Apeló a la memoria histórica con una sola intención: devolverles el orgullo a los suyos en defensa de los separatistas rusos de la región sudeste de Donbass, en pie (leer más)

Política

La versión rusa del TEG

Primero se mezclan las cartas. Luego, los jugadores ponen fichas de colores, que representan ejércitos, en un mapamundi alternativo. No puede haber dos ejércitos en el mismo país. Cada jugador debe cumplir dos objetivos. Gana el primero en alcanzarlos. Las reglas del Plan Técnico y Estratégico de la Guerra, juego de mesa más conocido como TEG, cuadran con la estrategia de Vladimir Putin: fijar el límite de facto de Rusia al depositar buena parte de sus fichas en las provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk mientras acumula otras en la península de Crimea y Bielorrusia. ¿China ataca a Kamchatka?, como en el juego de mesa. Peor aún: Europa asiste a uno de sus mayores conflictos bélicos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Putin tiró los dados y ordenó la embestida contra bases militares y defensas antiaéreas en toda Ucrania, así como el desplazamiento de tropas en Mariupol, a la vera del mar de Azov, y el puerto sureño de Odessa. Pese a estar en las hipótesis de las agencias de inteligencia ucranianas y (leer más)