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La ola demócrata salpicó a Trump

Las elecciones de Estados Unidos han sido un referéndum sobre la presidencia de Donald Trump, como suele ocurrir a mitad de mandato. El mismo Trump quiso que fueran eso: un parteaguas entre republicanos y demócratas en un país polarizado como pocas veces. “Si los demócratas se vuelven obstruccionistas de Trump, pierden la presidencia en 2020”, dice Juan Gabriel Tokatlian, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella En estas elecciones se han consolidado aún más las diferencias políticas. El resultado ha sido favorable para Trump, más allá de que los republicanos perdieran el control de la Cámara de Representantes. La mayoría de número en el Senado le garantiza a Trump un seguro de vida contra un virtual impeachment y, a su vez, convierte al partido en rehén de la Casa Blanca, algo que hasta ahora no había ocurrido. Al día siguiente de las elecciones, Trump tumbó al secretario de Justicia y fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, como consecuencia de la larga batalla que han mantenido por su papel en la investigación (leer más)

Política

Las limitaciones de Trump

De ser por Donald Trump, el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, “debería frenar ahora mismo esta caza de brujas amañada”. Lo exigió vía Twitter el día que comenzó el primer juicio vinculado con la investigación sobre la intromisión de Rusia en las presidenciales de 2016. Estaba en el banquillo Paul Manafort, su exjefe de campaña. Lo declararon culpable de ocho de los 18 delitos por fraude fiscal y bancario que le imputaba el fiscal especial Robert Mueller, encargado del caso. La sentencia coincidió con la confesión de Michael Cohen, exabogado personal de Trump, sobre el pago a dos mujeres por callar sus relaciones sexuales con el ahora presidente cuando era candidato. La intromisión de Trump en las investigaciones choca con su impotencia. Le encantaría ordenarle a Sessions que despida a Mueller, pero el fiscal general no puede hacerlo. ¿Por qué? Porque Mueller fue designado por su segundo, el fiscal general adjunto Rod Rosenstein, y Sessions no tiene intención de deshacerse de él. ¿Qué ocurre si Trump expulsa a Sessions y a Rosenstein para (leer más)