Cultura

El juguete rabioso

En manos de políticos, Twitter puede ser un arma de doble filo: a diario se comparten millones de mensajes en los que los impulsos y la instantaneidad marcan una tendencia de la cual pueden arrepentirse en el futuro En 2011, cuando aún no sabía que iba a ser concejal por Ahora Madrid, Guillermo Zapata tecleó en Twitter un chiste tan desagradable como ofensivo contra los judíos y otro contra una periodista que había perdido sus piernas en un atentado de la banda terrorista ETA. Las injurias, más que burlas, le costaron cuatro años después el cargo de concejal de Cultura al que iba a ser nombrado por la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y una catarata de disculpas. Zapata renunció al cargo de concejal de Cultura, no al de concejal del distrito. En el ínterin, amonestado por varios usuarios de la red, se apresuró a borrar los polémicos tuits y, finalmente, cerrar su cuenta. El episodio pudo haber concluido de ese modo, por indecoroso que haya sido, pero otros concejales madrileños se precipitaron a imitar (leer más)