Cultura

Un país, dos almas

La guerra cultural en Estados Unidos no comenzó con Donald Trump. Era una cuenta pendiente, algo así como un cartucho de dinamita que esperaba que alguien encendiera la mecha. Según Jorge Argüello, “un redentor de la gente común, víctima de una élite política corrupta instalada en el pantano de Washington” que se ofreciera “como un gladiador dispuesto a batirse con las peores amenazas. Todo barnizado por consignas nacionalistas y posiciones ultraconservadoras”. El indicado era un outsider aceptado por la maquinaria republicana que “le prometía ampliar la base electoral sin abandonar la radicalización ideológica”. Era Trump, señala Argüello, dos veces embajador argentino en Estados Unidos, representante permanente ante la ONU y embajador en Portugal y Cabo Verde, entre otros cargos, en su libro Las dos almas de Estados Unidos. Viaje al corazón de una sociedad fracturada. El presidente de la Fundación Embajada Abierta pone el acento sobre el pasado reciente. Que guarda relación con el futuro inminente: el revival en noviembre del duelo entre Trump y Joe Biden, catapultado el 6 de enero de 2021 por (leer más)

Economía

¿Listos para trabajar cuatro días por semana?

En un mundo en el cual la informalidad representa más del 70 por ciento del empleo y un tercio del Producto Bruto Interno (PBI) de los países emergentes, Islandia se apunta un éxito relativo. El de la reducción de la jornada de trabajo. De trabajo formal. Un experimento realizado entre 2015 y 2019 en el ayuntamiento de la capital, Reikiavik, y en el gobierno nacional sin disminución del salario. En una isla de poco más de 350.000 habitantes, nueve veces menos que la ciudad de Buenos Aires, el ensayo tuvo su lógica: acortar el trabajo a cuatro días por semana para repartirlo entre los trabajadores disponibles. La tasa de desempleo de Islandia, de todos modos, alcanza el 7,3 por ciento. Los participantes del estudio del laboratorio de ideas británico Autonomy y de la Asociación Islandesa por una Democracia Sostenible, algo así como el uno por ciento de la población económicamente activa, pasaron de una semana de 40 horas de trabajo a una de 35 o 36. Entre 2019 y 2021, el 86 por ciento de (leer más)