Política

Hillary, cara o Cruz

Contra todos los pronósticos, Clinton y el senador texano derrotaron a Sanders y Trump, respectivamente, en la primera cita de una larga temporada de primarias antes de que demócratas y republicanos consagren a sus candidatos Jorge Elías Lewis Carroll escribió Alicia en el País de las Maravillas en 1865. De entonces y aún antes data el caucus. En el tercer capítulo del libro, “La carrera del caucus”, el pájaro Dodo organiza una carrera alocada. Tan alocada que los animales se lanzan a correr en todas las direcciones y, de pronto, la da por terminada. Le preguntan quién ganó. “Todos ganaron y todos recibirán su premio”, responde. Alicia reparte dulces entre todos. Lo mismo ocurrió en el caucus de Iowa, primera parada de las primarias para definir las candidaturas presidenciales de demócratas y republicanos. Todos ganaron, más allá de la decepción de Donald Trump, y todos recibieron su premio. O su merecido. En el caucus, palabra rara que deriva del término indígena caw-cawaassough, los nativos norteamericanos elegían a los hombres sabios y a los consejeros de (leer más)

Economía

El dolor de ya no ser

Hillary Clinton, Jeb Bush y el magnate Donald Trump aceitaron sus caminos hacia la Casa Blanca en el momento más opaco de la presidencia de Obama Barack Obama sufrió su peor revés en el Capitolio. No fue a manos de la oposición republicana, especialista en ponerle palos en la rueda, sino de los suyos, los demócratas, renuentes a concederle los poderes para negociar por su cuenta un ambicioso tratado de libre comercio con 11 países de la cuenca del Pacífico (entre ellos, Japón y Corea del Sur, vitales para aislar a China). De esa potestad, llamada Autoridad para la Promoción Comercial (TPA, en inglés), se han valido todos los presidentes de los Estados Unidos desde 1934, excepto Richard Nixon y, desde 2007, George W. Bush. El casi saliente Obama no pudo ser la excepción. Los demócratas, más simpáticos que los republicanos en el exterior, son los más proclives a atender las demandas de los sindicatos. Y los sindicatos, en defensa del empleo y del salario, no quieren saber nada con un tratado de libre comercio (leer más)