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Las dos amenazas contra la democracia liberal

Por Dani Rodrik | Project Syndicate CAMBRIDGE – Hoy casi todos denuncian que la democracia liberal está en crisis. La elección de Donald Trump, la votación a favor del Brexit en el Reino Unido y el ascenso electoral de otros populistas en Europa han puesto de manifiesto la amenaza de la “democracia iliberal”: una forma de política autoritaria que tiene elecciones populares pero poco respeto al imperio de la ley y a los derechos de las minorías. Son menos los analistas que advirtieron que la democracia iliberal o el populismo no son las únicas amenazas políticas. La democracia liberal también está siendo debilitada por una tendencia a poner el acento en “liberal” en detrimento de “democracia”. En esta forma de política, los gobernantes están aislados de su responsabilidad democrática por una multiplicidad de restricciones que limitan la variedad de políticas que pueden implementar; estas son establecidas por organismos burocráticos, reguladores autónomos y tribunales independientes o impuestas externamente por las reglas de la economía global. En su nuevo y valioso libro The People vs. Democracy [El pueblo contra la (leer más)

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Los fracasos de la democracia

De Política Exterior, España Lord Christopher Patten Escribir sobre el futuro es un negocio arriesgado. La bola de cristal está agrietada; las fuentes son escasas; las extrapolaciones, dudosas. Pero no resulta mucho más fácil recordar la historia reciente, o comprender qué ha estado pasando exactamente. Cuanto más cerca estamos del pasado, más opaco aparece este. Tal vez estoy permitiendo que la nostalgia pase por encima de la exactitud. Pero suelo recordar un mundo de certezas, de orden global y progreso. Como ha defendido Henry Kissinger, entre otros, parecía que la infraestructura geopolítica levantada tras la Segunda Guerra mundial por Estados Unidos y unos pocos aliados podía compararse con aquella surgida del Congreso de Viena en el siglo XIX, en cuanto a sus contribuciones a la paz y la prosperidad económica. Olvidémonos de las guerras subsidiarias luchadas en nombre de las ideologías de las grandes potencias en el sur del planeta. Olvidémonos de todos esos años durante los cuales la continuidad de la paz dependía de la amenaza del Armagedón. La segunda mitad del siglo XX supuso (leer más)