La Flota Dorada marca Trump
Desde los jardines de Mar-a-Lago, ese centro neurálgico donde la geopolítica se mezcla con el buffet de camarones, Donald Trump anunció la construcción de un nuevo modelo de buque de guerra. No es solo un buque de guerra, en realidad. Es, según sus palabras, «más grande, más rápido y 100 veces más poderoso» que cualquier cosa que haya flotado desde el Arca de Noé. Sobre todo, un barco «hermoso». En la nueva doctrina de defensa de Estados Unidos, la letalidad es importante, pero el glamour es innegociable. Para un hombre que ha pasado décadas convencido de que el lingote de oro es un material de construcción estructural, la idea de la Flota Dorada con su sello, Trump Class USS Defiant, no es más que el siguiente paso lógico. Si ya tiene rascacielos con su nombre y aviones con grifería de lujo, ¿por qué no acorazados que hagan ver a los de la clase Iowa, modernizados en década del ochenta y dados de baja una década después, como humildes botes de remos oxidados? El Defiant clase Trump (leer más)
