Actualidad

Tobilleras políticas

Desde el 10 de junio, tres expresidentes sudamericanos de orientaciones políticas opuestas han sido condenados a prisión domiciliaria por causas diferentes. Dos de ellos, Cristina Kirchner y Jair Bolsonaro, deben usar tobilleras electrónicas. La del tercero, Álvaro Uribe, quedó en suspenso. Bonus track: detuvieron en Italia a una diputada brasileña aliada de Bolsonaro, Carla Zambelli, condenada a diez años de prisión por fraude y piratería informática, y ordenaron la restitución al Estado chileno de una fortuna en poder de los herederos del exdictador Augusto Pinochet.  Todo en tiempo récord, más allá de los añares de los procesos. Cartón lleno después de menos de dos meses de vértigo judicial. Sobre la expresidenta argentina, de 72 años, abanderada del degradado socialismo del siglo XXI, pesa una condena por corrupción, así como sobre el expresidente colombiano, de 73, enrolado en la derecha. En el caso de Bolsonaro, de 70, aún más a la derecha, el Supremo Tribunal Federal resolvió el encierro en su casa antes del juicio por la invasión y los destrozos de los tres poderes de (leer más)

Sociedad

La mano dura en Iberoamérica

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, encarna con su lucha sin cuartel contra las pandillas aquello que, en el ideario popular, representaba el dictador chileno Augusto Pinochet en 1973. Pasó medio siglo. La mano dura, más allá de los excesos, se ha convertido en una moneda de cambio en Iberoamérica. Dos de cada diez jóvenes de 16 a 25 años que no vivieron los años de plomo están de acuerdo y un 13 por ciento de los mayores de 61 años también. Son porcentajes bajos, pero ambas generaciones se dan la mano en la encuesta anual de Latinobarómetro, que ausculta el pulso de la región desde 1995. Bukele, en el gobierno desde 2019, anunció en julio que pretende ser reelegido en 2024. No puede. En teoría. La letra constitucional de su país solo permite la reelección no consecutiva. Dice el informe: “La gran diferencia con la ola de recesión democrática de los años sesenta del siglo XX es que no hay militares. Esta vez, todos los dictadores son primero civiles elegidos en comicios libres (leer más)