Getting your Trinity Audio player ready… Un abrupto giro en la campaña ha entonado al candidato demócrata En septiembre, después del fiasco de la convención demócrata en Boston, John Kerry estaba enfadado. Muy enfadado, en realidad. La campaña, centrada en Irak, se había estancado en Vietnam. Enfocada, más que todo, en sus medallas de héroe, puesta en duda su validez por una banda de ex militares hostiles llamados a sí mismos Los Veteranos de la Verdad. Debía hacer algo. Y pronto, dedujo su principal asesora, Mary Beth Cahill. Convocó entonces a Thomas Vallely, viejo camarada de armas. Le confió la responsabilidad de replicar las críticas de George W. Bush, más allá de que durante aquella guerra el actual presidente hubiera obtenido un permiso para no moverse de Texas. Es decir, para permanecer en la reserva. A salvo, pues. Con jugo de tomate frío, el marido de «Doña Ketchup» procuró perjudicar la convención republicana. Mientras aún caían los globos en el Madison Square Garden, Kerry presidía un mitin de medianoche en Clark County, Ohio, en donde (leer más)
Be the first to comment