Diferentes, no indiferentes
El mundo es cada vez más pequeño. Tan pequeño que, a veces, pensamos que cabe en la palma de la mano. En este mundo pequeño, la globalización ha derrapado en la antiglobalización y, a su vez, brotan como hongos los nacionalismos, causantes de las peores tragedias del siglo XX. Dos países pueden tener rasgos comunes, como Colombia, donde nació Clara Riveros, y Marruecos, donde invirtió varios años de investigación en busca de denominadores comunes con su terruño y con América latina. Los encontró en un contexto de cambio o, acaso, de transición. El final de la historia, mentado en los noventa, terminó siendo el detonante de otra historia. La actual. En este texto y en este contexto, Clara Riveros observa las dos orillas con ojo crítico. El ojo experto de la politóloga y analista que no se queda con la primera impresión. Que va más allá mientras ausculta una realidad diferente, la de Marruecos, a la cual no es indiferente. Eso de la cooperación Sur-Sur entre dos países que antes eran expulsores de personas por (leer más)