Getting your Trinity Audio player ready… En Estados Unidos, los demócratas no llaman al presidente Donald Trump por su cargo ni por su nombre. Lo llaman él, como si se tratara de un extraño o, en realidad, de una suerte de okupa de la Casa Blanca. En México, después de un mes de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, los chairos (sus partidarios) desprecian a los fifis (sus detractores, asociados con los gobiernos pretéritos del PRI y del PAN). En Colombia, el presidente Iván Duque instó a sus compatriotas en el discurso de Año Nuevo a “dejar atrás la polarización” después de una campaña electoral, la de 2018, en la cual primó la polarización. Dos bandos, un país. La fórmula no es novedosa. Unos y otros echan leña al fuego y después se preguntan por qué arde. La toma de posesión del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en poco y nada se diferenció del discurso habitual de Lula. De aquel “nosotros contra ellos” que, como en otros países, incluida Argentina, ensanchó la fisura social. La (leer más)
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