Las otras arenas del Sahara

Uno de los fundadores del Frente Polisario muestra su desencanto con la organización que discute con Marruecos, Argelia y Mauritania el futuro del Sahara Occidental




Bachir Edkhil: "En el Sahara queremos nuestra soberanía personal"
Getting your Trinity Audio player ready...

SMARA, Sahara Occidenal – En los últimos días de 2018, representantes del Frente Polisario y de Marruecos compartieron en Ginebra una mesa redonda auspiciada por la ONU. Participaron como observadores Argelia y Mauritania. No negociaron. Cada uno fijó su posición sobre el Sahara Occidental, el único territorio no autónomo de África. Quedaron en retomar el diálogo en 2019. La reunión anterior había sido en 2012 en Manhaset, Estados Unidos.

El conflicto lleva más de cuatro décadas. No tiene visos de solución, me dice Bachir Edkhil, decepcionado con el Frente Polisario después de haber sido uno de sus fundadores y de haberle puesto el acrónimo, Polisario. Era originalmente el Frente Popular de Liberación de Saguia al-Hamra (Sahara Occidental) y Río de Oro.

Edkhil, fundador y presidente de la asociación Alter Forum, presentó su primer libro de poemas, Duna desnuda, durante un coloquio organizado con la Universidad Mohamed V de Rabat. “Un anticipo del infierno / bíblico de por seguro / de un día de agosto / no como los otros / peores días / por Dante pintados”, reseña en el poema 28 de agosto. Se refiere al 28 de agosto de 1978, cuando “sufrí un intento de asesinato urdido por miembros de la cúpula del Polisario”. Eran “tres de los siete que componen el eterno comité ejecutivo, impuestos gracias al beneplácito de los militares argelinos”.

Envuelto en una chilaba (túnica) de color claro, Edkhil no ve un desenlace inmediato del conflicto con la gestión del alemán Horst Köhler, enviado personal del secretario general de la ONU para el Sahara Occidental: “Los del Polisario y Argelia siguen con la mentalidad de la Guerra Fría. A los saharauis no nos interesan las banderas, sino nuestra soberanía personal”.

Quien lo dice, nacido en Laayoune, capital del Sahara español o Trab el Bidan (Tierra de los Blancos) en los tiempos de Franco, resultó ser el primer estudiante que obtuvo el título de bachiller en ese territorio y el primer preso político del Frente Polisario a pesar de haber sido uno de sus 25 fundadores, en 1973, en Zouérate, Mauritania. El propósito, más allá de la importancia que asignan a la pertenencia tribal sobre la nacional, era independizarse de la España franquista. Los enfrentamientos comenzaron días después de la fundación. En 1975, el Frente Polisario fijó su base en Tinduf, Argelia, para proclamar un año más tarde en Bir Lehlu, Sahara Occidental, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), reconocida por 85 países.

Mucha arena corrió desde entonces por el desierto, donde la población saharaui, de raíz nómade, se encuentra en un virtual punto muerto en cuanto a su estatus jurídico. España anunció en 1974 su intención de celebrar un referéndum de autodeterminación. Nunca pudo realizarse. Un año después, el rey de Marruecos, Hassan II, organizó la llamada Marcha Verde para expresar su voluntad de reincorporar el territorio.

Bien al sur de Marruecos, en la arenosa ciudad de Smara, cara a la tradición islámica del Magreb, los ojos de Edkhil van sobre el papel de izquierda a derecha (cuando lee en español) y viceversa (cuando lee en árabe), acaso como su conversión tras haber estado varias veces al borde de la muerte y de haber visto “cómo fusilaron a uno de mis compañeros delante de mis ojos y cómo desnucaron a otro”. Eran sus compañeros del Frente Polisario, cuya cúpula, dice, “se apoderó de la organización, apoyada por Argelia”.

Dice Edkhil que no les guarda rencor después de haber pasado “por zulos (agujeros) que cavábamos con picos y palas en el territorio argelino”. Dice, también, que “nos raptaron y nos llevaron al desierto, donde sufrimos torturas y vejaciones”. Y dice, finalmente, que “nos convertimos en víctimas de nuestro propio invento”. Un invento de otra época para un conflicto que sigue siendo uno de los más complejos de resolver. La disputa de un territorio estratégico y rico en recursos naturales. El mayor de un planeta en el cual, observa Edkhil, “todos nos hemos hecho beduinos por la globalización”.

Jorge Elías

Twitter:@JorgeEliasInter