Contactos con la oposición cubana

Los pide a los gobiernos de Argentina y de Chile el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), de modo establecer el principio de reciprocidad entre Estados




La oposición cubana debe ser equiparada con el gobierno, dice Gabriel Salvia
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El Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal) les pidió a los ministros de Relaciones Exteriores de Argentina y Chile, Jorge Faurie y Roberto Ampuero, respectivamente, que instruyan a sus embajadores en Cuba para que mantengan contactos regulares con representantes de la oposición democrática en ese país, dominado por una dictadura desde 1959.

La solicitud se basa sobre el principio de reciprocidad que caracteriza los vínculos diplomáticos entre los Estados. En las cartas enviadas a ambos cancilleres, el director de Cadal, Gabriel Salvia, consigna que los embajadores de Cuba en Argentina y en Chile suelen mantener contactos regulares con exponentes de la oposición de los gobiernos de Mauricio Macri y Sebastián Piñera.

“Si bien el gobierno de Cuba considera ilegales a sus opositores, la República Argentina y la República de Chile manifiestan guiar su política exterior en el respeto y la promoción de los derechos humanos, por lo cual no corresponde que les extiendan a los referentes democráticos cubanos la ilegalidad que el régimen de partido único les impone”, señala Cadal.

Los contactos de los embajadores en la isla con los políticos opositores al gobierno de Miguel Díaz-Canel, sucesor de los hermanos Castro, deberían incluir “visitas a sus domicilios o lugares de encuentro” en La Habana o en otras ciudades. También les pidió Cadal a ambos cancilleres que los embajadores inviten a “actores democráticos cubanos” a las recepciones que se organizan en las sedes diplomáticas con motivo de las fiestas nacionales.

Eso ocurrió en 2003. Después de la razia emprendida contra la disidencia política, encarnada en periodistas encarcelados y balseros ejecutados, el régimen cubano pagó durante un tiempo las consecuencias: algunos gobiernos europeos aplicaron la llamada diplomacia del canapé. Consistía, básicamente, en invitar a sus fiestas nacionales a los opositores, de modo de equipararlos con los funcionarios gubernamentales.

Esa suerte de represalia irritó entonces a Fidel Castro. Seis años después de aquel período, llamado Primavera Negra de Cuba, Cadal instituyó el Premio a la Diplomacia Comprometida en Cuba, otorgado a los diplomáticos que prestaron servicios en La Habana y, mientras tanto, exaltaron los valores democráticos.



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