Cinco claves sobre la reforma que desató las protestas en Nicaragua

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Daniel Ortega promete ahora una mesa de diálogo
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Newsweek

Nicaragua vive violentas protestas desatadas por la decisión del gobierno del presidente Daniel Ortegade reformar el quebrado sistema de pensiones con un aumento de contribuciones obreras y patronales.

Las siguientes son cinco claves para entender la reforma y el amplio movimiento de protestas que desencadenó, las más grandes desde que Ortega volvió al poder en 2007 y que ha provocado al menos 27 muertos.

Un sistema en quiebra

La reforma al sistema de pensiones que administra el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) fue firmada el 16 de abril y publicada en La Gaceta (diario oficial) dos días después; esa misma jornada estallaron las protestas.

“Son medidas sumamente importantes para asegurar la confianza, la estabilidad y bienestar” del país, afirmó la vicepresidenta y portavoz oficial, Rosario Murillo, al justificar la medida el día de su firma.

El sistema de pensiones enfrenta un déficit de más de 76 millones de dólares, según el INSS.

La reforma habría aumentado de 19 a 21 por ciento el aporte patronal al régimen de seguridad integral, que abarca invalidez, vejez, muerte, enfermedad y maternidad.

Posteriormente tendría aumentos graduales hasta alcanzar 22.5 por ciento en 2020.

Las cotizaciones de los trabajadores se habrían incrementado de 6.25 a 7 por ciento sobre el salario mensual, mientras que la cuota del Estado aumentaba de 0.25 a 1.25 por ciento.

El INSS también debía deducir a los jubilados 5 por ciento de su pensión para cubrir su atención médica.

Protesta generalizada

Aunque las protestas comenzaron con estudiantes que rechazaban la forma autoritaria en que se aprobó la refoma, rápidamente se sumaron otros sectores disconformes con el gobierno de Ortega e indignados por la represión de los manifestantes.

“Esta protesta ha trascendido el hecho concreto de las reformas al seguro. Tiene que ver con la reacción violenta del gobierno contra estas manifestaciones”, comentó a la AFP el abogado y diplomático Alejandro Serrano Caldera, expresidente de la Corte Suprema de Justicia.

Las protestas pasaron de la molestia por las reformas a “una indignación por los hechos cometidos, que revelan un menosprecio del poder por los principios de los derechos humanos, el derecho a la manifestación, la libertad de expresión”, explicó Serrano.

La vicepresidenta Murillo reaccionó en un primer momento calificando a los manifestantes como “vampiros”, para posteriormente adoptar un discurso conciliador.

“Parecen vampiros reclamando sangre para nutrir su agenda política”, expresó Murillo el jueves pasado, en el segundo día de las protestas.

Este lunes, en cambio, dijo: “Tenemos la fe de salir adelante unidos, que somos capaces de volvernos a entender como en tiempos duros y de retomar las formas de reconciliación”.

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