Economía

El dragón se viste de seda

En Davos, Suiza, el presidente de China, Xi Jinping, sorprendió al mundo. Pasó a ser la voz cantante de la globalización. El defensor menos pensado. Era, a comienzos de este año, una apuesta fuerte en medio de las turbulencias provocadas por la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) y el discurso proteccionista de Donald Trump. Una cuña para afianzarse como polo de poder, en realidad. Libre y comercio no parecían encajar en el léxico del secretario general del Partido Comunista Chino, declarado hexin (núcleo) por los suyos. Un título honorífico por el cual alcanzó la estatura de líderes históricos, como Mao Zedong, Deng Xiaoping y Jiang Zemin. Cuatro meses después, en Xi’an, antigua capital de China, Xi relanzó el Cinturón y la Ruta de la Seda. Lo arroparon delegados de un centenar de países, incluyendo 28 jefes de Estado. Entre ellos, Mauricio Macri y Michelle Bachelet por América latina, así como Vladimir Putin y Mariano Rajoy. Otra apuesta fuerte. Esta vez, con la promesa de un plan de obras de infraestructura abierto (leer más)