Sociedad

Prohibido besarse

Una novela sobre el amor entre una israelí y un palestino, vedada en el currículum universitario de Israel por el gobierno de Netanyahu, recibió una peculiar respuesta en Tel Aviv   Por Jorge Elías Un beso pone en movimiento los 34 músculos faciales y otros 134 corporales. Da placer, pero también implica cierto esfuerzo y algún peligro. Un mililitro de saliva anida 100 millones de bacterias. Los nepaleses optaron por lo sano: no besarse. En China, recuerdo, un periódico advertía en los años noventa que la costumbre de besar era una «práctica vulgar, rayana en el canibalismo» que había sido implantada por los «invasores europeos». En Sudáfrica no pueden besarse los menores de 16 años. En la India, el beso en público es tabú. Peor es en Indonesia: la sharia (ley islámica) castiga el beso con prisión, multas y latigazos. En Israel, el beso resultó ser una réplica a la decisión del Ministerio de Educación de excluir del currículum universitario la novela Gader Jayá (Borderline, en inglés; Una barrera viva, en castellano), de Dorit Rabinyan, (leer más)