Actualidad

¿Misión cumplida?

Misión cumplida. ¿Misión cumplida? El fracaso fortifica a los fuertes, según Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito. ¿Quiénes son los fuertes? Los talibanes, más allá de la perorata de Joe Biden sobre el final de la guerra más larga de la historia. El fracaso, como la necesidad, tiene cara de hereje. Palabra que no sólo se atribuye a la persona que niega alguno de los dogmas establecidos por una religión, sino también al descreído. Esa impresión dejó Estados Unidos después de dos décadas de ocupación militar en Afganistán. La de un mundo desconfiado de su autoridad como nación indispensable. ¿Es el final de una era, como pudo serlo para Gran Bretaña la debacle del Canal de Suez, en 1956, o para la Unión Soviética el retiro de Afganistán, en 1989, poco antes de la caída del Muro de Berlín y de su propia desintegración? Biden, a diferencia George W. Bush en Irak, no pudo celebrar una victoria. En aquella guerra tampoco Estados Unidos podía jactarse de haber resuelto el problema con la ejecución de (leer más)

Sociedad

La guerra contra las estatuas

El derribo de la estatua Edward Colston, en Bristol, Inglaterra, cobró relieve como parte de las protestas globales por el brutal asesinato de George Floyd en Estados Unidos. ¿Quién era Colston? Un traficante de esclavos que compró, vendió y transportó entre 1672 y 1689 a unos 80.000 africanos en un barco de su propiedad. ¿Merecía la estatua de bronce, erigida en 1895? Su fortuna, cuando murió, pasó a manos de organizaciones benéficas y, por eso, calles y monumentos de la ciudad aún llevan su nombre. No importó el origen del dinero, sino el fin. Lo recuerdan como un filántropo. La estatua de bronce de Colston fue arrancada de cuajo y arrojada al puerto. Idéntico riesgo corren 78 monumentos de personajes históricos considerados racistas en el Reino Unido. La lista, elaborada por el sitio Topple The Racists (Derribar a los racistas), tiene una consigna: parar a Donald Trump. En Estados Unidos, varias efigies de Cristóbal Colón también resultaron dañadas o decapitadas. Otras fueron retiradas, como ocurrió en Buenos Aires, detrás de la Casa de Gobierno, para (leer más)

Sociedad

Primavera Árabe 2.0

GRANADA, España – En 2007 y 2008, el faraón egipcio Hosni Mubarak percibía 808 dólares al mes. Con un salario tan flaco, ¿cuántas vidas invirtió para amasar en tres décadas algo así como 70.000 millones de dólares? Tenía propiedades en Londres y otras ciudades y robustas cuentas bancarias en el exterior. Suiza congeló sus fondos tras ser derrocado poco después de otro vecino codicioso, el dictador tunecino Zine El Abidine Ben Alí, fallecido en 2019. Cuando estalló la rebelión, la esposa de Ben Alí, Leila Trabelsi, huyó con todos los billetes y los lingotes que cupieron en su jet privado, llamado “avión de compras” por su inquebrantable lealtad al duty free. Esas postales de la Primavera Árabe, iniciada a finales de 2010 en Túnez, recobraron vigor con la corrupción como excusa de renovadas revueltas populares. Así como en Sudán cayó otra dictadura de tres décadas, la de Omar al Bashir, a manos de los militares, y en Argelia la de Abdelaziz Buteflika, en el Egipto de Mubarak, bajo arresto domiciliario con una plácida jubilación, estallaron (leer más)

Política

A río revuelto, ganancia de Putin

De haber una Tercera Guerra Mundial “por partes”, como la definió el papa Francisco, ¿cuándo comenzó? De haber una versión remozada de la Guerra Fría, ¿quién está ganándola? Estados Unidos forjó su poder con la victoria en la Segunda Guerra Mundial y la desintegración de la Unión Soviética, pero Donald Trump pateó el legado, en especial el de Barack Obama, y estrenó sus propias guerras. Tanto la comercial y tecnológica contra China como la de mayor impacto contra Irán desde que decidió retirarse del acuerdo nuclear de 2015. La rutina de la provocación de Trump benefició a otro autócrata, acaso más astuto: Vladimir Putin. El asesinato selectivo del general iraní Qasem Soleimani, una flagrante violación de la soberanía de Irak, resultó ser el prólogo de contactos vertiginosos de Putin con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel; de una visita estratégica al dictador sirio Bashar al Assad, ahijado del régimen de los ayatolás, y de un intento fallido de tregua en Libia, forjado en Moscú, entre el mariscal Jalifa Hafter, (leer más)

Economía

El crudo ataque contra Arabia Saudita

Los ataques con drones contra las refinerías de la compañía Aramco en Abqaiq y Khurais, Arabia Saudita, aparentemente perpetrados por rebeldes huthis de Yemen, despertaron la intranquilidad de Donald Trump no sólo por su impacto, la mayor suba del precio del petróleo en 28 años y el mayor corte repentino de la producción en la historia, sino también por la amenaza de Irán contra aquello que Franklin Roosevelt, uno de sus predecesores, creía que formaba parte del patrimonio norteamericano: las reservas de crudo sauditas. ¿Un correlato de la guerra de Yemen o una represalia del régimen de los ayatolás? Esa es la cuestión. Hubo una fecha clave: el 8 de agosto. No el de 1974, cuando por única vez renunció un presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, sino el de 1944, antes del final de la Segunda Guerra Mundial. Ese día, el 8 de agosto de 1944, tres décadas antes de la consumación del caso Watergate, Roosevelt y Winston Churchill se repartieron las reservas de petróleo de Medio Oriente. Le iba a decir el mandatario (leer más)

Política

La cruz de los cristianos

A mediados de la década del cincuenta, el líder independentista argelino Abane Ramdane se preguntó si era mejor matar a una decena de enemigos en un barranco remoto, «cuando nadie hablará de ello», o «a un solo hombre en Argel, del cual se harán eco al día siguiente». La cadena de explosiones del Domingo de Pascua en iglesias y hoteles de Colombo, Sri Lanka,respondió a ese patrón. No por una causa concreta, como la independencia de Argelia en el caso de Ramdane, “arquitecto de la revolución”, sino por la necesidad de transmitir un mensaje: el Daesh, ISIS o Estado Islámico sigue vivo tras ser derrotado en Siria y en Irak e insiste en perseguir a los cristianos. La masacre de Sri Lanka, con más de 350 muertos y un tendal de heridos, pretendió ser en respuesta a la escabechina en dos mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, el 15 de marzo. Ese día, en nombre de la supremacía blanca, Brenton Tarrant, australiano de 28 años, mató a medio centenar de musulmanes con una cámara en el (leer más)

Política

El Eje del Mal, versión Donald Trump

Donald Trump le hizo saber al primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, que el compromiso de Barack Obama de acoger en suelo norteamericano a 1.250 refugiados era “estúpido”, sobre todo después de imponer el veto migratorio a siete países de mayoría musulmana. El diálogo telefónico con un aliado que combatió codo a codo con los Estados Unidos en Afganistán e Irak terminó mal. Duró 25 minutos, 35 menos de lo previsto. También le había hecho saber a su par de México, Enrique Peña Nieto, que iba a enviar tropas del otro de la frontera para detener a los “bad (malos) hombres” a menos que el ejército mexicano se esforzara en controlarlos. En dos semanas en la Casa Blanca, Trump llevó al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a tildarlo de “amenaza exterior” y al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, a exigirle que deponga el veto migratorio contra los ciudadanos y los refugiados de Siria, Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen porque viola las obligaciones de los Estados (leer más)

Política

Daesh: rápido y furioso

Detrás de cada masacre que se atribuye el Daesh, Estado Islámico o ISIS, sea de su autoría o no, prima un fin letal para los Estados: humillar a los gobiernos por su incapacidad para defender a los ciudadanos a pesar de las fortunas que invierten en medidas de seguridad y, de ese modo, minar sus recursos económicos, provocando abruptas caídas en el turismo y sectores afines. Se trata de una estrategia empresarial, más allá de que el terrorismo sea la mercancía. Los atentados contra clubes nocturnos, restaurantes y discotecas de París, Bruselas, Niza, Berlín y Estambul demuestran que un califato de siglos pretéritos ha elegido como blanco las ciudades del siglo XXI. La amenaza permanente, aderezada por lobos solitarios que obran a veces por motu proprio, desgasta a las autoridades de los países que ataca. ¿Cómo permitieron los gobiernos de Francia y de Alemania, piedras basales de la Unión Europea, que sospechosos de terrorismo embistieran con camiones contra multitudes en Niza y en Berlín? ¿Cómo pudo ser asesinado el embajador de Rusia en Turquía? ¿Cómo (leer más)

Cultura

Adivina quién viene a cenar

¿Cuáles son los platos favoritos de los presidentes de acá, de allá y, también, del más allá? Como escribió el filósofo español Javier Goma Lanzón, “lo único verdaderamente importante de la vida de los políticos es su vida privada”. Y si de intimidades se trata, las comidas favoritas revelan no sólo sus gustos, sino, también, sus temperamentos. En 2010, Barack Obama compartió hamburguesas con su entonces par de Rusia, Dmitri Medvedev, encantado de saltearse el protocolo en Ray’s Hell Burger, de Arlington, Virginia, cerca de Washington. Pudo ser una excepción si Obama no hubiera celebrado poco después su cumpleaños, el número 50, con ese exquisito manjar, rico en colesterol, en el restaurante de comidas rápidas Good Stuff, vecino del Capitolio. La pasión del presidente de los Estados Unidos por la comida chatarra o basura, abrazada con inocultable deleite por Bill Clinton con sus correspondientes raciones de papas fritas, contrasta con el empeño de Michelle Obama en corregir los pésimos hábitos alimentarios de los norteamericanos, traumatizados por el sobrepeso de las dos terceras partes de su (leer más)

Sociedad

La ignorancia es la fuerza

La estupidez no tiene límite cuando los gobiernos pretenden tapar el sol con un dedo censurando o controlando aquello que les resulta incómodo El gobierno chino hizo desaparecer en un pispás un documental sobre la contaminación ambiental que había sido visto por 200 millones de personas en cinco días. No era conveniente que el video Under the Dome (Bajo la Cúpula), de la periodista Chai Jing, circulara alegremente por las redes sociales. En Tailandia, la novela 1984, de George Orwell, se ha convertido en un símbolo de protesta desde que el general Prayuth Chan-ocha, primer ministro gracias al golpe militar que culminó con su nombramiento el 21 de agosto de 2014, decidió inhibir su lectura. El mismo título, publicado en 1949, bate récords de venta en los Estados Unidos por el escándalo de espionaje masivo denunciado por Edward Snowden. La estupidez no tiene límite cuando manda la censura. Tampoco tiene límites cuando los medios de comunicación engañan a sus lectores, oyentes o televidentes con versiones tergiversadas de la realidad, de modo de apoyar una causa nacional, como (leer más)

Política

Tiempos violentos

El atentado terrorista en Túnez delata la intención de los fundamentalistas de hacer descarrilar el proceso de democratización posterior a la Primavera Árabe La masacre terrorista en el museo tunecino del Bardo puso de nuevo en evidencia la fragilidad de los sistemas de seguridad. En este caso, los del único país del norte de África en el cual, durante la Primavera Árabe, prosperó la democracia tras la caída de una dictadura. El asesinato de una veintena de turistas a tiro de piedra de Europa ha sido reivindicado por el Estado Islámico (EI). Fue el atentado más grave desde la revolución de 2011. Tuvo un blanco preciso: el turismo extranjero, principal fuente de ingresos del país. Pone cuesta arriba la gestión del primer ministro Habib Essid, elegido en febrero de 2015 por la Asamblea de Representantes del Pueblo. Menos trascendencia adquirió casi a la misma hora la matanza de más de 150 personas en Saná, capital de Yemen, tras brutales ataques del grupo sunita EI contra mezquitas chiitas. Poca gente va de vacaciones a ese país. (leer más)

Política

La otra cara de la guerra

Los ataques informáticos contra gobiernos y compañías privadas, cada vez más frecuentes y preocupantes, entrañan el riesgo de una mayor intromisión estatal en la intimidad de las personas Antes de desembarcar en Irak, el Pentágono alertó a George W. Bush sobre la posibilidad de congelar las cuentas bancarias de Saddam Hussein en el exterior por medio de un sabotaje informático. Era un plan secreto. Los Estados Unidos podían ganar la guerra sin lanzar un solo misil. Hussein no iba tener dinero para pagarles a sus tropas ni para reponer suministros. El presidente norteamericano caviló un instante. El riesgo era la eventual réplica: un fenomenal ciberataque capaz de desatar una crisis financiera global. Ni su gobierno ni los de sus aliados estaban en condiciones de contrarrestar un golpe de esa magnitud. Lo desechó. Más de una década después, los atentados terroristas en Francia, cuyo gobierno se opuso entonces a la guerra contra Irak, desnudaron la otra cara de aquello que el papa Francisco insiste en llamar Tercera Guerra Mundial “por partes”. Lo hizo esta vez durante (leer más)

Política

A sangre fría

La decapitación frente a la cámara del periodista James Foley, secuestrado en noviembre de 2012 en Siria, refleja la cruzada cruel y demencial del Estado Islámico en el afán de imponer su ley medieval Lo decapitaron. No ha de haber peor acto de cobardía que obligar a un condenado a muerte a recitar una arenga política, por la represalia de los Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI) en Irak, antes de ser ejecutado. Estaba arrodillado en el desierto, con las manos atadas en la espalda y un micrófono colgado en el uniforme naranja, como el de los presos de Guantánamo. Su verdugo, de acento británico, sostenía el cuchillo con la mano izquierda. Era el final del periodista norteamericano James Foley, corresponsal de GlobalPost, de Boston, y de la agencia de noticias France Presse (AFP). Lo habían secuestrado el 22 de noviembre de 2012 en el norte de Siria. Era, más allá de su nacionalidad, su credo y su profesión, un ser humano. La cruel ejecución de Foley, divulgada sin remordimiento en un video espeluznante (leer más)

Política

Siria esquina Irak

La Primavera Árabe, basada originalmente en ideales seculares, ha hecho resurgir en ambos países una guerra étnica y religiosa de raíces ancestrales capaz de fragmentarlos Lo llamó “perro” y, como un lanzador de las Grandes Ligas de Béisbol, probó puntería dos veces. No le arrojó pelotas, sino zapatos. George W. Bush, de rápidos reflejos, esquivó ambos tiros. Era su última visita a Bagdad, en diciembre de 2008. A su lado, el primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, apenas atinó a alzar el brazo derecho para detener el segundo disparo. Falló. El agresor, Muntadar al Zeidi, reportero del canal satelital Al Baghdadia, estuvo preso durante nueve meses por haber proferido los peores insultos árabes contra el presidente de los Estados Unidos: llamarlo “perro” y arrojarle sus zapatos. Zeidi le había perdido el miedo a la autoridad, algo inusual entre los suyos. Un par de años después, en diciembre de 2010, una actitud similar, aunque más drástica por tratarse de la inmolación de un muchacho tunecino, iba a encender la mecha de las revueltas árabes. El (leer más)

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Política

Por qué ganó Chávez

Ni el clientelismo ni la inseguridad ni la inflación ni la corrupción ni la egolatría ni la enfermedad pudieron contra la voluntad de la mayoría de los venezolanos: Hugo Chávez tiene mandato hasta 2019. ¿Veinte años no es nada, como dice tango? En los estándares europeos y norteamericanos, sin contar a México después de la rutinaria saga de siete décadas de presidentes del PRI, no cabe una democracia sin alternancia. En Venezuela, con una participación récord de casi el 81 por ciento del electorado, Henrique Capriles despertó mucha expectativa, pero no pudo contra una realidad: la mayoría prefirió lo conocido, sea bueno o malo. Antes de preguntarle a Chávez qué llevaba en los bolsillos, broche de mis entrevistas con más de 50 mandatarios de diversas latitudes, se me ocurrió plantearle si era de derecha o de izquierda. En su confortable despacho del Palacio de Miraflores, muy suelto de cuerpo, el presidente bolivariano respondió: “Soy de los dos. Creo que hubo un muro ideológico y que se derribó. Hablamos aquí, en Venezuela, de Simón Bolívar, Simón (leer más)