Catalejo

Tracción a propina

Exiliado en Londres durante el franquismo, el cantante español Joaquín Sabina se ganaba la vida cantando en el metro y donde pudiera. En 1974, George Harrison festejaba su cumpleaños en un bar llamado Mexicano-Taverna. Sabina, después de actuar, recibió cinco libras de propina del ex Beatle. En algunas ocasiones ha dicho que conserva el billete como un tesoro; en otras, que, “en realidad, me lo bebí aquella noche”. En ambos casos, la propina justificó su razón de ser. Surgió entre los antiguos griegos. Acostumbraban beber parte del contenido de la copa. El resto era para aquel a cuya salud se brindaba. Entre los famosos, Tiger Woods, Madonna, Barbra Streisand, Mariah Carey, Bill Cosby y Sean Penn suelen evitar la propina a toda costa o, si no encuentran escapatoria, redondear con 10 o 20 dólares cuentas superiores a los 400. En Europa, según una encuesta, los españoles son los menos generosos en dejar gratificaciones después de los italianos. La escasa disposición se agrava en épocas de vacas flacas. Los franceses y los italianos, a diferencia de (leer más)