Actualidad

El hijo del dictador y la hija del presidente

El clan Marcos volvió al poder en Filipinas en compañía del clan Duterte. Tal para cual. Ferdinand Marcos, alias Bongbong, hijo y homónimo del difunto dictador pretérito, y Sara Duterte-Carpio, hija del controvertido presidente Rodrigo Duterte, aceitan la consolidación de una autocracia de mano dura y de la impunidad en un archipiélago de casi 70 millones de habitantes. Se trata de la persistencia de la política autoritaria aplicada por Duterte desde 2016 con el pretexto de la mentada guerra contra las drogas. Murieron entre 12.000 y 30.000 personas, según la Corte Penal Internacional (CPI). En ejecuciones sumarias, la mayoría. El regreso del clan Marcos supone una reivindicación después de que el patriarca fuera expulsado en 1986 por la insurrección del Poder Popular. El régimen, de 21 años, dejó 3.257 personas ejecutadas, miles de torturados y unos 10.000 millones de dólares expoliados del erario público. En anécdota quedaron los zapatos de la primera dama, Imelda Marcos, que “no eran 3.000 pares, sino 1600”, aclaró. No tuvo suerte como candidata presidencial en dos ocasiones. Bongbong, condenado en (leer más)

Política

La gripecita ideológica

Una gripecita, como llama Jair Bolsonaro al coronavirus, no amenaza a la humanidad ni frena la economía global. De tratarse de algo pasajero, en Brasil no hubieran cavado fosas comunes para las víctimas ni la mayoría de los 27 gobernadores estaría en vilo frente al efecto devastador de la pandemia. La veta política de un gobierno de porte militar llevó al ministro de Exteriores, Ernesto Araújo, a tomar del libro Pandemic! COVID-19 shakes the world (¡Pandemia! COVID-19 sacude al mundo), del filósofo esvoleno Slavoj Žižek, una tesis alucinante. La de un plan de instaurar el comunismo “sin naciones ni libertad” y crear “un gran campo de concentración”. Bolsonaro, como Donald Trump con su burrada de evaluar inyecciones de desinfectante, pastillas de detergente y rayos ultravioleta como paliativos, se supera a sí mismo. Cada día. En el camino perdió a su ministro estrella, el de Justicia, Sergio Moro, puntal como juez del caso Lava Jato, y se deshizo en un “divorcio consensuado” del ministro de Salud, Luiz Mandetta, médico, partidario de aplicar las medidas preventivas de (leer más)

Política

Líderes alfa, presidentes beta

Lo del botón nuclear “mucho más grande y más poderoso” de Donald Trump en respuesta a la supuesta facilidad con la cual Kim Jong-un podría oprimir el que tiene “siempre” en su escritorio no sólo refleja las bravuconadas en las cuales ambos suelen embarcarse, sino, también, la vena despiadada de la cual se jactan. El botón nuclear no existe. Ni en Estados Unidos ni en Corea del Norte. De estallar una guerra nuclear, Trump y Kim deberían seguir protocolos que podrían demorarla o, inclusive, abortarla. El asunto es otro. La egolatría de uno y del otro se codea con el autoritarismo, aparentemente más habitual en Pyongyang que en Washington. En el mundo, creo yo, prevalecen los líderes alfa sobre los presidentes beta. Estruendosos unos; recatados los otros. Un profesor universitario de Michigan, otro de Harvard y otro de Toronto se preguntan en un meduloso análisis publicado en la revista Foreign Affairs si la democracia está a salvo en Estados Unidos. La respuesta es negativa. No hablan de fascismo, sino de autoritarismo competitivo, “sistema en el (leer más)

Política

Francia va a los tribunales y a las urnas

Siete de cada diez franceses creen que los políticos son incapaces de resolver sus problemas. Lo mismo ocurre en otras latitudes. En Francia, en vísperas de las presidenciales de abril y mayo, el candidato conservador François Fillon debe responder ante los tribunales por los presuntos empleos parlamentarios ficticios de su mujer, Penelope, y de sus hijos mientras él era senador. Habrían cobrado cerca de 900.000 euros. Fillon no está solo. La candidata por el ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, también deberá sentarse en el banquillo: habría pagado el sueldo de su guardaespaldas y habría costeado gastos de su partido con fondos del Parlamento Europeo. Ambos sospechan que se trata de una conjura de la prensa y de la justicia, al mejor estilo Donald Trump. Y, más allá de la promesa de Fillon de deponer la candidatura en caso de ser imputado, no lo hará: «No cederé, no me rendiré, no me retiraré”, martilló. Tampoco lo hará Le Pen, encaramada como una de las favoritas en las encuestas. Flaco favor les hacen a aquellos que (leer más)

Política

El miedo y la ira se dieron la mano

En las primeras horas del 9 de noviembre, apenas los periodistas olfateamos el fiasco de Hillary Clinton en las presidenciales de los Estados Unidos, giramos sobre nuestros talones y, en un pispás, enfilamos hacia el hotel en el cual Donald Trump festejaba su victoria. Era una noche plomiza, lluviosa, sobre una ciudad, Nueva York, más habituada al frenesí del mediodía que a los sacudones nocturnos. Las lágrimas de los demócratas eran elocuentes. Ese día, aún incipiente, se cumplía un nuevo aniversario de la caída del Muro de Berlín o, en palabras de Francis Fukuyama, de “la universalización de la democracia liberal occidental como la forma final del gobierno humano”. El final de la historia, un diagnóstico apresurado, pasó a ser el prólogo de una nueva era en un año, 2016, signado por el Brexit y coronado por Trump como paradigmas de la demolición del orden anterior, en repudio al statu quo, y por el afianzamiento de liderazgos de sesgos autoritarios. Ganaron el miedo y la ira. Lejos de 1989. La desilusión generalizada con la globalización, (leer más)

Política

Duro de domar

Por Jorge Elías El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, iba a reunirse el 5 de septiembre en Laos con su par de los Estados Unidos, Barack Obama. Un rato antes, lo tildó de “hijo de puta” por criticar su plan de lucha contra la droga. Obama canceló la cita. Idéntico piropo le había prodigado al papa Francisco por provocar atascos en la capital, Manila, en enero de 2015, después del peor tifón de la historia. Ocho de cada diez filipinos son católicos. Seis millones de fieles concurrieron a la misa. Fue un récord. No le importó. “Quería llamarle y decirle: Papa, tú, hijo de puta, vete a casa y no vuelvas nunca más”, exclamó Duterte. Era alcalde de Davao, en la isla de Mindanao. Lo llaman “El Castigador”. Y se vale de ese mote, así como de los insultos y de las amenazas contra propios y extraños más allá de sus investiduras, para atesorar el 91 por ciento de imagen positiva, la más alta jamás recibida por un jefe de Estado de Filipinas. Durante la (leer más)