Política

Mal pronóstico

Los comicios británicos, más allá de la holgada victoria de los conservadores no prevista por ninguna encuesta, marcaron, en cierto modo, el tono global de las campañas electorales Los sondeos vaticinaban elecciones parejas, reñidas. Un virtual empate técnico. Ni el primer ministro británico, David Cameron, reelegido con inusitada holgura, pudo dar crédito al resultado en un primer momento. Su partido, el Conservador, obtuvo la mayoría absoluta de los escaños, en desmedro de los laboristas y de los liberales demócratas, y se adjudicó la posibilidad de formar un gobierno propio, no compartido como en el primer período de Cameron. Lo mismo ocurrió en las elecciones de Brasil, Uruguay, Israel y las europeas, entre otras. Fallaron los pronósticos. El British Polling Council (BPC), supervisor de la publicación de encuestas en el Reino Unido, ha ordenado una investigación para determinar las razones del fiasco masivo, del cual no se salvó ni la inobjetable BBC. Más allá del desenlace, la campaña tuvo varios denominadores comunes tampoco ajenos a otras latitudes: el tono negativo, el aburrimiento del electorado y, sobre (leer más)