Sociedad

Brote de locura

Por Jorge Elías Prometía ser un verano más que bucólico en el pintoresco pueblo rural de Pont-Saint-Espirit, al sur de Francia. Ni mejor ni peor que los anteriores, a orillas del Ródano, mientras el país se reponía de las penurias de la Segunda Guerra Mundial. En una sola tarde, el 17 de agosto de 1951, los tres médicos del pueblo tuvieron más trabajo que en un año. Sus consultas estaban atiborradas de pacientes aquejados de jaquecas, dolores estomacales, náuseas, vómitos y mareos. Los síntomas eran similares. Parecía una intoxicación masiva por la ingesta de algo en particular. Concluyeron los médicos que debía de ser el pan. Sospechaban de una de las dos panaderías: la de Roch Briand. En unas horas, la presunta intoxicación se convirtió en una epidemia. Un brote de locura se apoderó de los habitantes de Pont-Saint-Espirit. Centenares de personas se veían afectadas por episodios de histerismo, convulsiones, alucinaciones y delirios. La mayoría tardaba un par de semanas en recuperar el juicio. Entre cinco y siete perdieron la vida. De ellos, cuatro se (leer más)