Política

El divorcio de las naciones

Si las fronteras son las cicatrices de la historia sobre los mapas, las separaciones territoriales por cuestiones políticas, económicas o raciales reflejan diferencias irreconciliables. Un camino sin retorno que, en países polarizados, pueden llevar a la estupidez de recrear guerras civiles. En Estados Unidos, la representante republicana Marjorie Taylor Greene, enrolada en la derecha radical alentada por el expresidente Donald Trump, propuso un divorcio nacional, textuales palabras, entre Estados rojos (republicanos) y azules (demócratas). Delirante, pero real. Una cosa es el Brexit, del cual muchos británicos se sienten decepcionados, y otra, muy distinta, es el separatismo dentro de los países, como el que se plantea Cataluña de España o Escocia del Reino Unido. La iniciativa de la representante Taylor Greene tiene poco sentido en un país que, a pesar de sus discrepancias internas, marca el pulso del planeta para bien o para mal. La división coyuntural, latente en las cloacas de las redes sociales de medio mundo con improperios contra aquel que no piensa igual, ¿llevaría a los rojos a mudarse de los Estados azules (leer más)

Actualidad

El nacionalismo goza de buena salud

A velocidad de vértigo, el catalejo del mundo viró de la guerra en Ucrania a la convulsión en China. Más precisamente en Taiwán, donde las maniobras militares con el lanzamiento de misiles ordenadas por el presidente chino, Xi Jinping, después de la controvertida visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, crea zozobra por la posibilidad de una respuesta de la Séptima Flota norteamericana, encabezada por el portaaviones USS Ronald Reagan, mientras realiza operaciones de rutina en el mar de Filipinas. El nacionalismo, causante de las peores tragedias del siglo XX, goza de buena salud, Y existe un peligro. Que se arme la de San Quintín, nombre que responde a la guerra entre las coronas francesa y española en 1557. No está fuera del radar de Estados Unidos y de China en medio de la otra guerra. La de Ucrania, que involucra a Rusia, aupado por China, y a Estados Unidos, espada del gobierno de Volodymyr Zelensky dentro de la OTAN. China actúa a veces en (leer más)

Política

Un fantasma recorre Europa

Por Jorge Elías En la Revolución Francesa, en 1789, el nacionalismo comenzó a ser una certeza en Europa. Cayó en desgracia después de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. La semilla de la Unión Europea (UE), germinada en los años cincuenta con la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, resultó ser el mejor antídoto contra catástrofes de esa magnitud. El Brexit (la salida del Reino Unido del bloque) vigorizó ahora el instinto de defender el interés nacional. La avalancha de crisis ha recreado un fantasma y, como dijo presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, “las antiguas certezas están llegando a su fin”, así que “no nos hagamos ninguna ilusión”. Este mundo, parecido en apariencia al anterior a los grandes acuerdos, dista del mundo del siglo XVIII, cuando no había conciencia del Estado nacional, y del mundo del siglo XX, marcado por los extremos entre el fascismo y el comunismo. Es un mundo supuestamente más pacífico, aunque lidie con los horrores del terrorismo y de conflictos inconclusos como los de Siria, Irak, Sudán del Sur, (leer más)