Yo sólo quiero pegar en la tele
Con el uso excesivo de los medios de comunicación, presidentes y candidatos recrearon un estilo que parecía perimido LA PAZ.– Con éxito relativo, Umberto Eco intentó explicar a un grupo de intelectuales franceses por qué el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, no anunciaba sus decisiones en el Congreso, sino en un programa de televisión. Sus amigos, los intelectuales franceses, no entendían esa extraña manía, así como las actitudes de los italianos en general. Tampoco entendieron finalmente la relación directa que el jefe pretendía establecer con el pueblo en desmedro de sus representantes. En América latina se hubieran vuelto locos. Berlusconi instauró en Italia algo que Eco llamó populismo mediático mientras hablaba con sus amigos, los intelectuales franceses. Un atajo para evitar el Congreso, y su pero frecuente, cada vez que pudiera o que no necesitara consenso para ejecutar tal o cual medida. En América latina, insisto, se hubieran vuelto locos. También procuró aclararles Eco a sus amigos, los intelectuales franceses, que fascismo hubo uno solo en Italia. Que Berlusconi no pensaba uniformar con camisas (leer más)