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Ucrania queda lejos o Putin está cerca

Detrás de los encuentros y de los desencuentros de toda cumbre internacional siempre quedan dudas. Los 27 de la Unión Europea (UE) mantienen una posición más o menos unánime sobre la invasión de Rusia a Ucrania. En otros términos, la guerra no es en Ucrania, sino contra Ucrania. Quizá porque la padecen en carne propia cerca de sus fronteras y asimilen a simple vista el dolor de los refugiados. En la otra orilla del Atlántico, los 33 de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC) muestran diferencias. Matices. E, inclusive, visiones opuestas, como las de Nicaragua, Cuba y Venezuela, o sesgadas, como la de Brasil. El régimen de Daniel Ortega bloqueó el comunicado conjunto y quedó fuera de la firma, renuente a condenar los estragos provocados por Vladimir Putin en Ucrania. Que tampoco figuraron finalmente. Alzó la voz el presidente de Chile, Gabriel Boric, ante la posibilidad de que cualquier país podía ser blanco de una agresión similar. En vano. Su par de Colombia, Gustavo Petro, forjado en la guerrilla, admitió que (leer más)

Política

La muerte cruzada como método de supervivencia

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, decidió disolver la Asamblea Nacional antes de vérselas con un juicio político. Quizás haya serenado por un rato los ánimos, pero no resolvió el problema de fondo de las democracias latinoamericanas y caribeñas. Lasso, acusado de haber malversado fondos en un contrato entre la empresa pública de transporte de petróleo, Flota Petrolera Ecuatoriana (Flopec), y la compañía Amazonas Tanker, que le costó al Estado al menos seis millones de dólares, dio un paso al costado. Apeló a un recurso constitucional de nombre apocalíptico, la muerte cruzada. Nunca había sido aplicado. Nada que ver con el autogolpe fallido de su excolega peruano Pedro Castillo, destituido y detenido después de haber intentado disolver el Congreso al estilo Alberto Fujimori. Una crisis sin fin la del Perú. La de Ecuador o la de Lasso después del gobierno de Lenín Moreno, expresidente de Rafael Correa desligado de su liderazgo, exhibe el desmadre de una región signada por la polarización y el desencanto. Lasso gobierna por decreto hasta que se celebren elecciones, algo que (leer más)

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Otro asalto a la democracia

A dos años y dos días del asalto del Congreso de los Estados Unidos por seguidores de Donald Trump que no aceptaron la derrota en las elecciones de 2020, miles de partidarios de Jair Bolsonaro invadieron y destrozaron las sedes de los tres poderes de Brasil en rechazo al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Una turba descontrolada arribó a la capital en decenas de ómnibus previamente contratados con el fin de deslegitimar la victoria de Lula en la segunda vuelta de las presidenciales del 30 de octubre, por ajustada que haya sido. Contó con la pasividad de la Policía Militar de Brasilia. Los ataques contra el Congreso, el Palacio de Planalto y el Supremo Tribunal Federal tuvieron como objetivo exigir una intervención militar para echar a Lula, presidente por tercera vez desde el 1 de enero. ¿Fue un conato de golpe de Estado, un acto terrorista o una insurrección? Los facciosos marcharon desde el Cuartel General del Ejército, donde permanecían acampados, a nueve kilómetros de la Plaza de los Tres Poderes, ideada por (leer más)

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La fisura de Brasil

Exactamente 20 años después de su primera investidura, Luiz Inácio Lula da Silva asumió por tercera vez la presidencia de Brasil. De 2003 a 2023, mucha agua corrió bajo el puente en un país cada vez más polarizado. El presidente saliente, Jair Bolsonaro, partió rumbo a Estados Unidos. Nunca reconoció la derrota, al mejor estilo Donald Trump. El vicepresidente, Hamilton Mourao, tampoco participó de la ceremonia. En 1985 ocurrió lo mismo: Joao Figueiredo, el último mandatario de la dictadura militar, se rehusó a colocarle la banda a José Sarney. ¿Berrinches de militares sumidos en la Guerra Fría o falta de respeto a las instituciones de la república? El manual del mal perdedor, del cual puede dar cátedra Cristina Kirchner en Argentina al negarse a transferirle el mando a Mauricio Macri en 2015, incluye la presunción fraude, que no existió, y la equiparación entre dictadores y demócratas. Las sociedades fisuradas, inclusive entre amigos y parientes, necesitan la reconciliación de sus líderes para reconciliarse a sí mismas en lugar de los pataleos improcedentes en beneficio propio. Que (leer más)

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Calma en Brasil después de la tormenta

Luiz Inácio Lula da Silva ganó las elecciones presidenciales más reñidas de la historia contemporánea de Brasil. Horas después resumió en una frase el clima que se vivía: “¡La democracia está de vuelta!”. La transición, que parecía enturbiada por el silencio del perdedor, Jair Bolsonaro, así como por los bloqueos de carreteras e inclusive los pedidos de intervención militar, pareció a encaminarse ahora en forma normal, observa desde San Pablo el director general de la Fundación Fernando Henrique Cardoso, Sergio Fausto, en el programa Cuarto de Hora, de CADAL TV. La victoria de Lula en la segunda vuelta por menos de dos puntos había dejado mucha tela para cortar en un país dividido frente a una transición que durará hasta el 1 de enero, cuando se produzca el cambio de gobierno, y un presidente que se disponía a rechazar el resultado con la amenaza de denunciar un fraude al estilo Donald Trump. En Brasil “se jugaba el futuro de la democracia”, dice Fausto, consejero académico de CADAL; codirector del proyecto Plataforma Democrática y la colección (leer más)

Política

El silencio de los votantes

La victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de Brasil resultó exigua en comparación con los pronósticos que indicaban que podía superar hasta por 20 puntos al presidente, Jair Bolsonaro, y evitar la segunda vuelta. Ganó por un dígito. Algo así como un cinco por ciento. ¿Fallaron las encuestas o callaron los votantes en una sociedad más polarizada que nunca? El dato relevante no surge de los sondeos previos sobre las preferencias electorales, sino de otro. El de la intimidad de los brasileños. Casi la mitad confiesa que en los últimos meses dejó de hablar de política con sus amigos y sus parientes, según Datafolha. El silencio en la intimidad se traduce en respuestas contradictorias o engañosas en las encuestas. Una actitud más frecuente en las mujeres jóvenes, educadas y acomodadas y, entre los dos candidatos, más en los votantes de Lula que en los de Bolsonaro. En la campaña hubo asesinatos y episodios de violencia. Tanto uno como el otro decidieron usar chalecos antibalas en los actos. El miedo a las (leer más)

Política

La nueva telenovela de Brasil

Desde la década del cincuenta, la telenovela mantiene en vilo a Brasil. La intercalan con el noticiero. El noticiero, esta vez, estrenó una nueva saga. La de la campaña de 2022, tras la cual Jair Bolsonaro pretende ser reelegido, en lidia con un actor que parecía fuera de reparto: Luiz Inácio Lula da Silva. Lula, dos veces presidente, no zafó de su embrollo por corrupción y blanqueo de dinero, pero Edson Fachin, juez del Tribunal Supremo, anuló cuatro causas en su contra por la falta de competencia de la justicia federal de Curitiba, a cargo de Sérgio Moro, luego ministro de Justicia de Bolsonaro, primero estrella, luego estrellado, y restableció sus derechos políticos. La nueva telenovela supone la revisión de los procesos contra Lula en Brasilia por recibir prebendas a cambio de favores políticos. Otro desfile frente a los tribunales después de haber salido de la cárcel en noviembre de 2019 por un fallo del Tribunal Supremo. La decisión a favor de Lula de uno de los 11 jueces de ese órgano implica la judicialización (leer más)

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Itamaraty bajo la lupa

Entre Argentina y Brasil existe un lazo inalterable. El que expuso en 1910 el presidente Roque Sáenz Peña: “Todo nos une, nada nos separa”. O el que utiliza a menudo Celso Lafer, canciller durante los gobiernos de Fernando Collor de Melo y Fernando Henrique Cardoso, cuando habla del Mercosur: “No es una opción, sino un destino”. Habla de Argentina, en realidad. En ese vínculo, a veces fuerte, a veces endeble, siempre sonó con estridencia una voz. La del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, más conocido como Itamaraty. Algo así como un poder dentro del poder, capaz de “saber renovarse” al margen de la coyuntura. De esa premisa parte el diplomático argentino Atilio Berardi Hueda, cónsul general adjunto en Chicago, Estados Unidos, para explicar la dinámica del servicio exterior brasileño a través de un enfoque interactivo entre el realismo y el constructivismo, corrientes dominantes en la teoría de las relaciones internacionales. En el libro de su autoría A la sombra de Itamaraty (Eudeba), Berardi abreva entre 1990, la presidencia malograda de Collor de Melo, y (leer más)

Política

Filtraciones y goteras en Brasil

La filtración de los mensajes de texto durante la investigación del caso Lava Jato entre el juez Sérgio Moro, ahora ministro estrella de Jair Bolsonaro, y el fiscal Deltan Dallagnol dejó al descubierto una intencionalidad política reñida con la Constitución y el Código Penal de Brasil. La revelación de The Intercept, portal del periodista norteamericano Glenn Greenwald, echó un manto de duda sobre parte de la pesquisa que derivó en procesos judiciales en varios países de América latina y llevó a prisión a un centenar de personas. Entre ellas, Luiz Inácio Lula da Silva, condenado en tiempo récord antes de las presidenciales de 2018. Greenwald había ventilado en 2013 las intromisiones de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) en la petrolera estatal Petrobras por las cuales la presidenta Dilma Rousseff canceló una visita oficial a Barack Obama. Edward Snowden, cobijado en Moscú por el pedido de arresto de Estados Unidos después de haber trabajado en el Centro de Operaciones de Amenazas de la NSA en Hawai, la CIA y compañías privadas, le (leer más)

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España juega a los dados

La campaña para las elecciones generales de este domingo en España aporta como novedad el grado de fragmentación política: cinco partidos compitiendo a escala nacional, como si se tratara de una partida de dados. Cuatro candidatos presidenciales, Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos), protagonizaron dos debates en dos días consecutivos con intercambios de golpes directos. El quinto, Santiago Abascal, líder del partido ultraderechista Vox, no estuvo por falta de representación parlamentaria, pero no por ello estuvo ausente. La clave de las elecciones de España son las alianzas, ya que ninguno podrá gobernar sin una mayoría en el Congreso de los Diputados El presidente del gobierno, Sánchez, dijo: «No está en mis planes intentar pactar con un partido (Ciudadanos) que ha intentado poner un cordón sanitario al PSOE«. Rivera aseguró que es el único que ha dicho con quién quiere pactar y volvió a tender la mano al PP para formar un gobierno de coalición. Casado acusó a Sánchez de ser como una «matrioska», una muñeca rusa, con (leer más)

Política

La revancha de Bolsonaro

En Estados Unidos, los demócratas no llaman al presidente Donald Trump por su cargo ni por su nombre. Lo llaman él, como si se tratara de un extraño o, en realidad, de una suerte de okupa de la Casa Blanca. En México, después de un mes de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, los chairos (sus partidarios) desprecian a los fifis (sus detractores, asociados con los gobiernos pretéritos del PRI y del PAN). En Colombia, el presidente Iván Duque instó a sus compatriotas en el discurso de Año Nuevo a “dejar atrás la polarización” después de una campaña electoral, la de 2018, en la cual primó la polarización. Dos bandos, un país. La fórmula no es novedosa. Unos y otros echan leña al fuego y después se preguntan por qué arde. La toma de posesión del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en poco y nada se diferenció del discurso habitual de Lula. De aquel “nosotros contra ellos” que, como en otros países, incluida Argentina, ensanchó la fisura social. La fragmentación, que se traduce en inestabilidad (leer más)

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Enigmas y certezas sobre Bolsonaro

La incógnita es a plazo fijo. Vence el 1 de enero de 2019. ¿Cómo será el gobierno de Jair Messias Bolsonaro, emergente de una crisis que arrasó con todos los estratos de la sociedad brasileña y se expandió como una mancha de aceite por buena parte del continente? La planteó Irma Argüello, presidenta de la Fundación NPSGlobal, durante un debate del cual participaron Fabián Calle, director de Asuntos Académicos del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), y Sybil Rhodes, directora del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (Ucema), moderado por Jorge Elías. En principio, según Argüello, Bolsonaro “tiene ideas conservadoras en lo ideológico y liberales en lo económico, pero en su victoria, supo capitalizar el desencanto de toda la sociedad brasileña». No se trata de un outsider como quiso mostrarse durante la campaña después de haber sido diputado federal durante 28 años. Desde la reforma de la Constitución en 1988, agregó, “tres de los cuatro presidentes de Brasil tuvieron grandes problemas: Fernando (leer más)

Política

Cambio de época en Brasil

La expansión de la clase media, con 40 millones de personas que salieron de la pobreza desde 2003, no sólo implica un éxito político, sino, también, un compromiso mayor. En 2013, durante el gobierno de Dilma Rousseff, comenzaron las protestas en Brasil. ¿Qué reclamaban en las calles? La mejora de los servicios públicos, más seguridad y menos corrupción. Lo normal en medio del aumento de los servicios bancarios y del uso de las tarjetas de crédito, así como de las ventas de bienes. Era el correlato del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, sostenido como el de su sucesora por el boom de los precios internacionales de las materias primas. La fiesta había terminado. La última en enterarse pareció ser Rousseff, destituida por un Congreso dominado por legisladores involucrados en escándalos de corrupción y fraudes electorales. El vocero de la Cámara de Diputados y arquitecto del impeachment, Eduardo Cunha, iba a ser condenado a 24 años y 10 meses de prisión por corrupción, lavado de dinero y violación del secreto profesional por medio de (leer más)

Política

Bolsonaro casi da el batacazo

De cotizarse más alto el rechazo que la adhesión, el candidato ultraderechista Jair Messias Bolsonaro hubiera estado cerca de ganar en la primera vuelta las presidenciales de Brasil. Tanto Bolsonaro como Fernando Haddad, designado por Lula desde la prisión como candidato por el desflecado Partido dos Trabalhadores (PT), rivales en la segunda vuelta del domingo 28, cosechan más espanto que esperanza en un país corroído por la violencia, la recesión y la corrupción. El odio radicalizó a Brasil, relegando a los candidatos moderados al papel de acompañantes o sostenes de la democracia. Bolsonaro arrasó en la primera vuelta, acaso como Jean-Marie Le Pen en las presidenciales de Francia de 2002, recuerda Marcelo Cantelmi en Clarín. Entonces, la democracia creó anticuerpos. Terminó siendo reelegido Jacques Chirac. El presidente conservador había ganado la primera vuelta a diferencia de Haddad, casi 20 puntos por debajo de Bolsonaro. En Brasil, la fisura social, resumida en “nosotros contra ellos”, no fue inventada por Bolsonaro, sino por Lula desde el primer escándalo de corrupción que sacudió a su gobierno: el mensalão (leer más)

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La carta de Lula contra Bolsonaro

Finalmente, Luiz Inácio Lula da Silva no será candidato presidencial en Brasil por haber sido juzgado en segunda instancia mientras cumple 12 años de prisión por corrupción. Su sucesor, el excandidato a vicepresidente por el PT, Fernando Haddad, crece en las encuestas, pero aún está lejos de alcanzar al favorito, el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro, convaleciente tras haber sido apuñalado durante un acto de campaña.  “En el nordeste de Brasil, donde el PT es fuerte, los electores más humildes aún no se acostumbran al apellido árabe del elegido por Lula y lo llaman Andrade”, cuenta Marcia Carmo, corresponsal de BBC Brasil en Argentina. A tres semanas de las elecciones más reñidas de la historia de Brasil desde el retorno de la democracia, la incertidumbre está servida Además Una serie de protestas multitudinarias ha sacudido las calles de Rusia las últimas semanas, pero, sobre todo, la popularidad del presidente Vladimir Putin. El motivo del descontento masivo ha sido la reforma del sistema de pensiones para elevar la edad de jubilación de las mujeres a (leer más)