Otras voces

El pecado original

Por Gioconda Belli | Confidencial Si hubiesen cumplido el mandato constitucional de la no-reelección, Daniel Ortega y Rosario Murillo serían ahora expresidente y ex primera dama y podrían, dentro del FSLN, haber conservado su importancia, liderazgo y respeto. Se habría dado un recambio en su partido, gente nueva habría emergido. En un ritmo de mandatos sucesivos, su partido habría perdido algunos y ganado otros. Nicaragua habría seguido su desarrollo a saltos, pero la democracia, la libertad y sin duda, la economía de pobres y clase media habría mejorado la estabilidad y productividad del país con ideas de gente nueva y el recambio y sana competencia de la clase política.  Pero la soberbia y el mesianismo de creerse indispensables fue abriendo la brecha. Daniel y Rosario, no sólo decidieron no ceder el poder cuando les correspondía, sino ir creando, al precio de la democracia, la libertad y el estado de derecho, un sistema que les garantizara ejercer su voluntad incuestionada for ever. Así empezaron a apretar el cuello del país y fueron separando la cabeza, cada vez más (leer más)