Política

Investidura contra natura

A veces, los acuerdos entre las cúpulas levantan ampollas en la ciudadanía. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, camino a su nueva investidura, conformó a los suyos. No todos de acuerdo en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con el método aplicado para torcer un resultado electoral adverso. El de la repetición apresurada de las elecciones, el 23 de julio, después de la debacle de la izquierda, el 28 de mayo. Sánchez perdió frente al candidato por el conservador Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, pero, para quedarse en la Moncloa, recurrió a seis partidos pequeños (entre ellos, EH Bildu, la izquierda soberanista vasca, heredera de la banda terrorista ETA) y a un prófugo de la justicia de su país. Un mal trago para parte de los socialistas, renuentes a pactar con el partido Junts de Carles Puigdemont, el prófugo en cuestión, y con su rival, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), después del referéndum ilegal con el cual se propusieron declarar el divorcio de España. ¿Qué les ofreció Sánchez a cambio de sortear nuevas elecciones (leer más)

Catalejo

Los enroques políticos

En su momento, la cúpula del poder ruso decidió enrocarse. Enrocarse no es enroscarse. ¿Qué significó en ese caso enrocarse? El congreso del partido gubernamental Rusia Unida aceptó la propuesta del presidente de Rusia, Dmitri Medvedev, de permitir que él mismo encabezara la lista de candidatos parlamentarios para las elecciones de diciembre de 2010 y fuera el primer ministro, y que quien ocupaba el cargo, Vladimir Putin, su antecesor y mentor, fuera el candidato presidencial en marzo de 2012. Un acuerdo entre bambalinas, de modo de apuntalar a Putin. Un enroque en toda regla. En el ajedrez, el enroque es la única jugada en la cual se mueven dos piezas a la vez: consiste en llevar el rey dos escaques en dirección al rincón y hacer saltar la torre por encima del rey y situarla a su lado contrario. Putin, ocho años presidente antes de ser primer ministro y cederle por los siguientes cuatro años el poder nominal a Medvedev, aceptó el enroque con otra referencia ajedrecística: «Nadie nos puede tumbar del caballo».  Esa es (leer más)

Política

El poder saca canas

Ser presidente tiene el mismo impacto que el tabaquismo, el alcoholismo, la obesidad y el estrés: acorta la vida Por Jorge Elías Escribió Ernest Hemingway: “El poder afecta de una manera cierta y definida a todos los que lo ejercen”. Lo sufrió en carne propia Eduardo Rodríguez Veltzé, presidente de Bolivia entre junio de 2005 y enero de 2006. Era el presidente de la Corte Suprema, cargo en el cual se desempeñaba desde marzo de 2004. “No estaba en mis planes ser presidente de la República”, confesó en el Palacio Quemado (sede del Gobierno). Cayó Gonzalo Sánchez de Lozada y, tras ejercer la presidencia entre octubre de 2003 y junio de 2005 el vicepresidente Carlos Mesa, Rodríguez Veltzé, tercero en la línea de sucesión, no tenía alternativa. En el último tramo de su breve gestión, Rodríguez Veltzé esperaba, ansioso, que asumiera el presidente electo, Evo Morales. “Esto es como si hubieses entrado en un túnel del cual no puedes salir y estás viendo la luz al final –me dijo–. Yo la veo marcada en el (leer más)

Política

Europa se dobla, pero no se rompe

Si toda crisis entraña una oportunidad, el Viejo Continente tiene la suya preservando sus instituciones, como señala Jorge Argüello en su libro “Diálogos sobre Europa” Poca gente votó en las elecciones europeas de 2014. La apatía, signo del malestar por la crisis, provocó un vuelco hacia los partidos extremistas de derecha y de izquierda, así como hacia los euroescépticos. ¿Era el fin? Era el comienzo de una nueva era, capitalizada por la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza), de  Alexis Tsipras, en las legislativas griegas de 2015. “Una amplia mayoría de los europeos que se tomó el trabajo de acudir a las urnas avaló las instituciones de la UE y dio su respaldo político a las fuerzas conservadoras y socialdemócratas que forjaron y que siguen sosteniendo la experiencia histórica de integración europea”, concluye Jorge Argüello en su libro “Diálogos sobre Europa”. No es poco. Se trata de una visión optimista, más allá de los pesares de los europeos, frente a los reclamos de los aganaktismeni (indignados griegos), cuyo correlato en España son aquellos que, enconados (leer más)